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Historia económica UNED |Bernardos Sanz, Jose U.; Hernández, Mauro y Santamaría Lancho, Miguel. GRADO HISTORIA ECONÓMICA. TEMA 7. LA DIFUSIÓN DE LA INDUSTRIALIZACIÓN (C. 1815-C.1913) J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 2 Bajo licencia Creative Commons Reconocimiento - NoComercial - CompartirIgual (by-nc-sa): No se permite un uso comercial de la obra original ni de las posibles obras derivadas, la distribución de las cuales se debe hacer con una licencia igual a la que regula la obra original. Indice Tema 7. La difusión de la industrialización (c.1815-c.1913) Resultados de aprendizaje Preguntas iniciales Contenidos del tema 7.1 Introducción: tras los pasos de Albión 7.2 Los países seguidores 7.2.1 Bélgica, el primer seguidor 7.2.2 Francia, la excepción a las reglas 7.2.3 Alemania: un largo proceso de industrialización 7.2.4 La industrialización temprana fuera de Europa: Estados Unidos 7.3 Los atrasados en la industrialización 7.3.1 La periferia europea 7.3.2 El crecimiento económico en Rusia durante el siglo XIX 7.3.3 El atraso español 7.3.4 El pionero asiático: Japón 7.4 La industrialización y el triunfo del librecambio. La supremacía británica 7.5 El mundo tras la industrialización Resumen Conceptos básicos Referencias Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 3 Tema 7. La difusión de la industrialización (c.1815- c.1913) 1. Resultados de aprendizaje El estudio de este tema debe capacitarle para: 1. Discutir la industrialización como proceso de imitación/difusión. 2. Situar cronológicamente a partir de 1815 los procesos de industrialización en el continente, empleando como indicador principal los datos de estructura económica. 3. Caracterizar distintos modelos/pautas de industrialización en Europa: primeros seguidores, rezagados y descolgados, a partir de los casos de Bélgica, España y Rusia. 4. Explicar las ventajas de los países seguidores. 5. Analizar los rasgos principales de la industrialización francesa como contramodelo a la británica. 6. Identificar los problemas de financiación de la industrialización y las distintas soluciones adoptadas (autofinanciación, banca de inversión, financiación estatal). 7. Establecer las relaciones entre agricultura e industrialización. 8. Definir y explicar con ejemplos los conceptos de librecambio y proteccionismo, exponiendo los argumentos e intereses que subyacen. 9. Definir los principales rasgos de la intervención del Estado en los distintos procesos de industrialización. 10. Valorar los avances en la formación de capital humano y su relación con el crecimiento económico en este periodo. 11. Describir los rasgos principales de los primeros procesos de industrialización fuera de Europa: EE.UU. y Japón. 12. Establecer las condiciones de la supremacía británica en el comercio mundial y el triunfo del librecambio. J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 4 2. Índice 7.1 Introducción: tras los pasos de Albión 7.2 Los países seguidores 7.2.1 Bélgica, el primer seguidor 7.2.2 Francia, la excepción a las reglas 7.2.3 Alemania: un largo proceso de industrialización 7.2.4 La industrialización temprana fuera de Europa: Estados Unidos 7.3 Los atrasados en la industrialización 7.3.1 La periferia europea 7.3.2 El crecimiento económico en Rusia durante el siglo XIX 7.3.3 El atraso español 7.3.4 El pionero asiático: Japón 7.4 La industrialización y el triunfo del librecambio. La supremacía británica 7.5 El mundo tras la industrialización . 3. Algunas preguntas iniciales • ¿Era la industrialización una carrera donde unos llegan en cabeza y otros en el pelotón de cola? • ¿Quiénes son los corredores? ¿Países, empresas, regiones, personas? • ¿Por qué algunos países no llegaron ni siquiera a empezar a correr? • ¿Qué tenía Francia que aun sin industrializarse seguía siendo una potencia en Europa? ¿O es que sí se industrializó? • En el club industrial ¿sólo admitían blancos? • ¿Alguien sabe qué es lo que hay que tener para ser una potencia industrial? ¿Banca? ¿Universidades? ¿inventores? ¿obreros? ¿todo junto? • ¿Cuándo se considera que un país está industrializado? • Los factores productivos, ¿importan? • En la industrialización, ¿manda la oferta o la demanda? Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 5 4. Contenidos del tema 7.1. Tras los pasos de Albión Durante muchos años, los estudios sobre la difusión de la industrialización se han dedicado a analizar las condiciones o requisitos previos (dotación de recursos, transformaciones agrarias, innovaciones científico-técnicas, institucionales, financieras, etc.) que debían cumplirse en cada país para alcanzar el estadio como nación industrial. Estas condiciones estaban relacionadas con los estadios que todo país, siguiendo el modelo británico, debía ir superando para lograr el despegue, o take-off, que llevaba al crecimiento sostenido, según la expresión de W. Rostow. Sin embargo, esta visión resultó doblemente fallida: no funcionaba para explicar los procesos de industrialización en los distintos países, y tampoco servía para extraer recetas para los países en desarrollo de nuestro tiempo. Si en el capítulo anterior vimos cómo la Revolución industrial nació en Gran Bretaña, en éste analizaremos como los cambios llegaron a algunos países europeos, Estados Unidos y Japón. Por evidentes razones de espacio no se estudian todos los casos. Sólo los de aquellos países más importantes o más significativos por una u otra causa. Conviene recordar la distinción entre: • revolución industrial: como fenómeno único, que se dio en ciertas zonas de Gran Bretaña a partir del siglo XVIII, de paso a una economía basada en combustibles fósiles y las máquinas. • Industrialización: como proceso de difusión de estas innovaciones a otras regiones o países, a través de la imitación/adaptación, que resultan en cambios estructurales del mismo tipo que en Gran Bretaña. En este sentido, parece claro que los “imitadores” de la revolución industrial británica podrían tener algunas ventajas, empezando por la posibilidad de importar las máquinas e innovaciones, aprovechar la cualificación de sus técnicos pero también aprender de sus errores. Alexander Gerschenkron desarrolló una interpretación sobre la industrialización tardía que señalaba que el atraso económico podía ser en ciertas circunstancias una ventaja, que acortaría la duración y reduciría los costes de la industrialización a través de varios mecanismos: • adoptando las técnicas más novedosas de los países avanzados, ahorrándose los costes de las soluciones técnicas intermedias (un ejemplo actual es el de los países en desarrollo que carecían de buenas J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 6 redes de telefonía fija, pero que no tendrán que construirlas, al ser más baratas las de telefonía móvil); • estableciendo de entrada unidades productivas más grandes con las consiguientes economías de escala; • gracias a una intervención más activa del Estado o la banca, una vez conocido el camino a seguir. De hecho, según Gerschenkron debería haber una pauta muy distinta entre los primeros países industrializados y los más rezagados. Lo cierto es que una y otra vez, los análisis se encuentran con pocos factores comunes, menos requisitos imprescindibles, muy pocas recetas para la industrialización y muchas excepciones a casi cualquier regla que se detecte. Francia, como veremos, es la principal, pero ni mucho menos la única.Tabla 7.1. Progreso de la industrialización en Europa (cifras per cápita),1860 Algodón en bruto kgs Hierro en lingote kgs Carbón kgs Vapor fijo Instalado (cv) Línea de ferrocarril kms Reino Unido 15,1 130 2.480 24 44 Alemania 1,5 13 400 5 21 Bélgica 2,9 69 1.310 21 30 Francia 2,5 26 390 5 18 Suiza 5,6 6 50 3 28 Austria-Hungría 1,2 9 190 2 10 Rusia 0,5 4 50 1 1 Fuente: S. Pollard (1991: 138). El primer apartado del tema se refiere a los tres casos de industrialización de los seguidores europeos (Bélgica, Francia y Alemania) y también se analizan los rasgos principales de la industrialización de los Estados Unidos. A continuación observaremos las condiciones de los países rezagados en la industrialización y las diferentes pautas en cuanto a resultados, distinguiendo los países nórdicos de los mediterráneos, con el caso español como ejemplo. Veremos también con detalle el caso ruso, como ejemplo de la industrialización en el este europeo, para concluir con la industrialización de Japón. 7.2. Los países seguidores 7.2.1 Bélgica, el primer seguidor Tradicionalmente se ha considerado a Bélgica como el alumno aventajado de Gran Bretaña en la difusión de la industrialización. Sus pautas de crecimiento en los sectores modernos –principalmente siderurgia–, la transformación del sector agrario y de los transportes y su apertura comercial guardan muchas similitudes con el modelo inglés. Pero también presentaba grandes diferencias, como el papel que desempeñó el Estado en el proceso (mucho más activo que en Gran Bretaña), o la evolución del territorio como entidad política hasta su independencia en 1830. Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 7 La modernización de la economía en los territorios belgas era un hecho en las últimas décadas del siglo XVIII. La producción de carbón mineral en la zona de Chaleroi, la de textil de algodón en Gante o de lana en Verviers estaban adoptando rápidamente las innovaciones británicas. Uno de los técnicos más famosos que llegó de Gran Bretaña fue William Cockerill, que fabricó maquinaria textil en Verviers y posteriormente, desde 1807, en Lieja. Sin embargo, el otro gran sector, el del lino, se encontraba vinculado a la tradición protoindustrial, sobre todo en la zona de Flandes, cuya producción se generaba en el medio rural a pequeña escala, y se quedó estancado (ver capítulo 5.3). Por entonces, Bélgica no era un país independiente: hasta 1795 fue un conglomerado de territorios con muchas herencias feudales. Entre 1795 y 1815 quedó incorporado a Francia, lo que le permitió beneficiarse de las transformaciones introducidas por legislación revolucionaria y napoleónica, y de paso del bloqueo continental (el intento de Napoleón de aislar económicamente a Inglaterra, que favoreció a quienes competían con los productores ingleses). Entre 1815 y 1830 pasó a formar parte del reino de los Países Bajos, hasta la independencia definitiva en 1830. De este modo, la demanda creciente de los mercados exteriores permitió una primera fase de crecimiento a finales del XVIII, que se truncó tras 1815 y sobre todo en 1830, perdiendo los mercados exteriores que había tenido bajo la soberanía francesa y posteriormente holandesa. Rápidamente, el crecimiento belga se apoyó en la producción de bienes intermedios asociados al rápido crecimiento de la siderurgia. Los altos hornos introdujeron las técnicas de pudelado y laminado, así como las máquinas de vapor. Las ricas cuencas de carbón mineral suministraron combustible barato a los centros siderúrgicos enclavados en la zona de Chaleroi, donde funcionaban los altos hornos con coque desde los años 20, así como en la región de Lieja, donde John Cockerill, hijo de William, instala un gran centro siderúrgico y de construcción de maquinaria en Seraing, con más de 3.000 trabajadores. Allí se construye la primera locomotora del continente en 1835, sólo 10 años después de la de Stephenson. Las transformaciones institucionales y la iniciativa del Estado desempeñaron un importante papel en el modelo belga. En primer lugar permitieron la reestructuración del sector agrario, al desamortizar y privatizar las propiedades de la Iglesia y de las tierras comunales. De un paisaje de multitud pequeñas parcelas campesinas explotadas intensivamente, se pasó al predominio de grandes explotaciones agrarias con mano de obra jornalera. Como resultado el sector agrario liberó de mano de obra para las nuevas industrias urbanas. Bajo la dominación francesa también se abolieron definitivamente las reglamentaciones gremiales. Así comenzaron a formarse empresas de base familiar y comanditaria, pero también se permitieron las sociedades por acciones. El Estado intervino decisivamente en la inversión directa en la industria a través de la creación de la Société Génerale, sociedad bancaria fundada en la década de 1820, pero que se consolidó tras la independencia como la punta de lanza de las iniciativas en la industrialización. Uno de los J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 8 principales destinos de la inversión fue la mejora de las infraestructuras, en canales navegables y sobre todo el ferrocarril, que cobró un primer impulso entre 1834 y 1843 de la mano de la iniciativa pública, dotando a Bélgica de la red más densa del continente. Otro banco público que también intervino en inversiones industriales fue la Banque de Belgique (1835). El crecimiento industrial de Bélgica no puede entenderse sin su orientación a los mercados exteriores. La pequeña dimensión del país, a pesar de la gran densidad de población, limitaba su crecimiento. Pero su favorable situación geográfica le permitía acceder a los principales mercados europeos. Por ello desde un principio optó por una política librecambista con sus vecinos, que le llevó a firmar acuerdos con Francia y el Zollverein en la década de 1840. Su crecimiento también está muy vinculado a la llegada de técnicos y trabajadores británicos, que habían aplicado las nuevas máquinas en los centros industriales, así como las inversiones francesas en empresas mineras. 7.2.2 Francia, la excepción a las reglas El modelo francés ha sido una anomalía a la hora de aplicar las pautas seguidas por la industrialización anglosajona. Por una parte, su ritmo de crecimiento nunca fue muy rápido, ni tuvo sectores directores o piloto tan claramente definidos como Gran Bretaña. Representa para muchos historiadores una vía alternativa que llega prácticamente a los mismos resultados desde el punto de vista del producto per cápita, y con ventajas en términos de bienestar social. En primer lugar resalta, a diferencia del caso inglés, el lento crecimiento demográfico durante todo el siglo, con tasas de natalidad muy inferiores a las británicas. Entre 1800 y 1913, Francia pasa de 30 a 41 millones de habitantes, es decir apenas un 30% más en tanto que Inglaterra había cuadruplicado su población (de 9 a 36,5 millones). El lento crecimeinto de la población está relacionado con el modelo agrario, que consolidó unas estructuras de propiedad muy repartida, donde la falta de capital para aumentar la productividad limitaba el tamaño de las familias, lo que impedía liberar mano de obra para otros sectores. Además, la urbanización fue relativamente baja a lo largo de todo el siglo; Francia siguió siendo una sociedad mayoritariamente rural, rasgo característico de su crecimiento. En 1851 el 65% de la población activa trabajaba en el sector primario, frente al 22% en Gran Bretaña, y todavía en 1906 era más de un 40%. El bajo crecimiento demográfico condujo a un elevado nivel de empleo, que se tradujo en una progresiva incorporación de la mujer al trabajo en el curso del siglo XIX. El peso rural de la economía francesa deriva en buena medida de la evoluciónde las estructuras agrarias desde fines del siglo XVIII y sobre todo de las transformaciones que tuvieron lugar con la Revolución de 1789. Con la abolición de los derechos feudales, los antiguos explotadores directos (arrendatarios o colonos) de la tierra se convirtieron en propietarios. Aunque había grandes variedades regionales, con grandes explotaciones en zonas del norte, en general se consolidó una estructura en la que dominaban las Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 9 explotaciones de pequeña y mediana dimensión, cultivadas por los campesinos propietarios (mapa 7.1). Carecían de recursos suficientes para introducir nuevos métodos de cultivo, por lo que crecimiento de la productividad fue muy pobre (ver tabla 7.2 en su comparación con Inglaterra). Sin embargo, la agricultura francesa mantuvo hasta la década de 1860 una relativa prosperidad gracias a los precios altos que garantizaban por la política proteccionista. Un tercer factor importante es la dotación de recursos energéticos. En Francia, la producción de carbón mineral resultará insuficiente para las necesidades interiores, y sus costes de extracción y transporte eran mucho mayores que en Inglaterra o Bélgica. Existen algunas cuencas carboníferas importantes –Pas de Calais, Normandía– que se explotan desde el siglo XVIII, pero el consumo de energía durante las primeras fases está vinculado a recursos tradicionales, como el carbón vegetal o la energía hidráulica. El aumento de la producción industrial incrementó las necesidades de carbón mineral importado, que suponía entre el 25 y 45% del total consumido, que siguió siendo bastante inferior a Bélgica o Gran Bretaña (tabla 7.1). La cuarta característica de la evolución industrial francesa es la ausencia de un sector claramente líder o rector de la industrialización. En Francia primaban las industrias de bienes de consumo, y destacaba el textil. El textil de algodón crece notablemente ya a fines del siglo XVIII, por encima del resto de los sectores. Los centros más importantes se encontraban en Alsacia (Mulhouse), donde la hilatura se apoyaba en máquinas movidas por fuerza hidráulica, y también en Normandía. Al abrirse los mercados exteriores en la década de 1860 no pudo hacer frente a la competencia y se estancó. Sin embargo, el sector más dinámico fue el de la seda, apoyado en innovaciones técnicas que resultaron decisivas para conquistar mercados exteriores. Las exportaciones de seda se convirtieron en el primer renglón por ingresos en el sector exterior. En la siderurgia, la industrialización francesa tiene, además de los problemas asociados con la dotación de carbón mineral, unos rasgos marcados por la dispersión geográfica y la pequeña dimensión de las instalaciones. Las instalaciones de Le Creusot, que a fines del siglo XVIII habían incorporado altos hornos que consumían carbón mineral, eran una isla en el mapa de la siderurgia francesa, dominadas por las forjas y hornos que utilizan carbón vegetal como combustible. En cuanto a los ritmos del crecimiento, son lentos en la primera mitad del siglo, tanto en la industria como en la agricultura. Sin embargo, a partir de la década de 1850 se produce un cambio de ritmo, con tres etapas marcadas: una primera de expansión hasta 1870, una segunda de crisis y transformación hasta 1890 aproximadamente y por fin una fase de rápida innovación y crecimiento hasta la primera guerra mundial. Historia económica UNED Mapa 7.1 La explotación directa de la tierra en Francia, 1882 Fuente: Braudel, F. y Labrousse, E. Dirs. (1976): Histoire économique et sociale de la France, Paris, PUF, tomo III. L’avènement de l’ère industrielle (1789- années 1880),656 Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 11 Tabla 7.2 Niveles comparados de producción (valor añadido en precios corrientes por trabajador) en Francia e Inglaterra Francia /Gran Bretaña % Período agricultura industria 1815/1824 70 130 1825/1834 75 124 1835/1844 58 135 1845/1854 55 134 1855/1864 62 129 1865/1874 64 137 1875/1884 50 118 1885/1894 46 105 1895/1904 42 85 Fuente: O'Brien,P. y Keyder, C. (1979): “Les voies de passage vers la société industrielle en Grande-Bretagne et en France (1780-1914)”: Annales. Économies, Sociétés, Civilisations. 34e année, N. 6,. pp. 1284-1303, tablas 3 y 4. 1850-1870: esta fase comienza un periodo de crecimiento agrario, basado tanto a la extensión del área de cultivo –por reducción del barbecho– como en la especialización, con el aumento de las explotaciones que combinan el cultivo de cereal y plantas forrajeras para el ganado, la expansión del viñedo, la remolacha azucarera o las plantaciones de moreras. Parte de los cultivos se orienta hacia los mercados, con la consiguiente mejora de las rentas que impulsa la demanda. La expansión de ferrocarril (una red que alcanza 15.500 km en 1870) tiene efectos de arrastre sobre sectores diversos y de articulación e integración de las distintas regiones. Estas mejoras de las infraestructuras, con una participación parcial del Estado, repercuten en el sector industrial, con tienen un papel preponderante del sector de bienes de producción. El crecimiento de la red ferroviaria alimenta la demanda de productos siderúrgicos –el convertidor Bessemer se introduce en 1858—y la fabricación de locomotoras. La demanda interior tira de las manufacturas, con un fuerte crecimiento en el algodón. También se observa en esta fase una importante mejora de las tasas de inversión industrial, debido también a la implicación del sector financiero. Destaca la actividad del Crédit Mobilier, fundado en 1852 por los hermanos Pereire, un banco de negocios entre cuyos principales objetivos figuran las inversiones a largo plazo, especialmente en ferrocarriles o en el extranjero. No obstante, el grueso de la financiación sigue dependiendo en buena medida de la reinversión de los beneficios de las empresas. La legislación es aún muy restrictiva para la expansión de sociedades anónimas. Los ritmos de crecimiento obedecen a modelos regionales muy desiguales, con un fuerte dualismo entre las regiones dotadas de recursos (sobre todo carbón) y que inician una temprana modernización en el Norte o Alsacia, frente a las regiones del Oeste y el Sur, dominadas todavía por técnicas tradicionales de producción y un peso abrumador del sector agrario. En cualquier caso, no quiere decir que la productividad de la industria, en su J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 12 conjunto, fuera baja, y según algunos autores podría ser superior a la británica (tabla 7.2). Gráfico 7.1 Desarrollo del ferrocarril en Francia, Alemania y Rusia (1840-1910). Fuente: A. Di Vittorio (2003: 271) Pero el cambio más importante de la segunda mitad del siglo se opera en el comercio exterior, con una orientación hacia el librecambio tras la firma del acuerdo con Gran Bretaña en 1860. El llamado tratado Cobden-Chevalier rebajaba los aranceles de las manufacturas inglesas, principalmente textiles, así como de la hulla y el hierro; Inglaterra por su parte recibiría sin tasas artículos de seda, moda, frutas y otros productos; y rebajaría los aranceles de los vinos franceses. Además se aplicaría la cláusula de nación más favorecida, que estipulaba que un acuerdo más favorable de uno de los firmantes con un país tercero se aplicaría automáticamente en el otro. Tratados similares se firmaron en los años siguientes con Bélgica, el Zollverein, Suiza, España, Países Bajos y Portugal. Los efectos fueron inmediatos, ya que el comercio exterior, que representaba el 29% del producto bruto en 1860 pasó al 41% en 1870 y la balanza comercial casi siempre fue excedentaria entre 1851 y 1876. 1870-1890: Esta fase está marcada por losefectos de la guerra francoprusiana (1870-1871) que acaba con la derrota francesa y la pérdida de Alsacia y Lorena, dos de los polos industriales más avanzados que se incorporan a Alemania, junto con el pago de una cuantiosa indemnización. A esto se suman los efectos de la depresión de 1873 y de la liberalización arancelaria, con un descenso en el ritmo de crecimiento económico y la acentuación de problemas en el sector agrario (plagas en los gusanos de seda, importaciones de cereales de ultramar, crisis de la filoxera en el viñedo), que se traduce en la merma de la renta de muchos pequeños agricultores. Esta situación frena aún más el crecimiento demográfico. Así, a la atonía Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 13 resultante en la demanda interna se suma otro problema grave de la industria: la escasez y los altos costes del carbón, importado casi en un tercio del consumo. El capital se dirigía más hacia el exterior que al fomento de la industria interna. Un efecto compensador, sin embargo, vendrá de la mano de los planes del Estado en obras públicas (plan Freycinet de 1879), que supone un aumento del gasto público y frena la caída de la demanda industrial, al estimular la construcción de nuevas vías férreas. 1890-1914: El panorama se transforma en las dos décadas anteriores a la Primera Guerra Mundial, cuando la vuelta al proteccionismo a partir del arancel Méline (1892) ayuda a recobrar parte del vigor del sector agrario y del mundo rural, donde todavía habita la mitad de la población. Esta nueva fase, aun contando con los problemas estructurales como el elevado coste energético, está caracterizada por el crecimiento de los nuevos sectores de la denominada segunda revolución industrial (tema 8), con una fuerte componente de innovación, como el eléctrico, químico o la automoción. El desarrollo de la energía hidroeléctrica permite alterar el mapa de localización industrial, con la posibilidad de llevar la nueva energía a grandes distancias. Aunque hay progresos en la concentración fabril no se puede olvidar que buena parte de la producción sigue ligada a empresas de menos de 10 trabajadores. A pesar del rebrote del proteccionismo, durante este periodo se observa una mayor integración en la economía internacional, con un sensible aumento del comercio exterior. Es sintomática la intensificación de las relaciones franco-británicas, donde Francia consigue un excedente comercial derivado de las exportaciones de manufacturas y productos orientados a una demanda de calidad, mientras que Gran Bretaña exporta materias primas (principalmente carbón) y bienes semiacabados. 7.2.3 Alemania: un largo proceso de industrialización Alemania suele considerarse el último caso de la primera oleada industrializadora europea. En realidad, esta apreciación es algo engañosa. Alemania no fue un país unificado hasta 1870; a comienzos del siglo XIX su territorio era un conglomerado de estados independientes entre los que destacaba el reino de Prusia. El proceso de unificación culminó por tanto en el último tercio del siglo con la constitución del Imperio alemán, cuando el crecimiento económico industrial era ya un hecho. Por este motivo, aunque las transformaciones económicas venían del siglo XVIII, la inexistencia de un mercado interior, con aranceles y monedas distintos, condicionó el desarrollo en la primera mitad del siglo XIX. Había además otras diferencias importantes entre los territorios alemanes: estructuras agrarias muy distintas entre el Oeste y el Este, y tradiciones manufactureras con territorios donde pervivían las reglamentaciones gremiales y otros en los que dominaba la industria rural o la industria siderúrgica dispersa, como en Sajonia, Silesia o Westfalia. El inicio del proceso de modernización, por tanto, vino de la mano de la eliminación de los antiguos vestigios del Antiguo Régimen. Con la J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 14 invasión napoleónica se aplicaron en Prusia los decretos de 1807 y 1811 que abolían la servidumbre, que existía principalmente en la zona del este, y permitían el acceso de los campesinos a la propiedad agraria. Estos decretos permitieron a los antiguos señores –junkers– consolidar sus propiedades y abrirse a los mercados, aplicando sistemas modernos de gestión e introduciendo nuevos cultivos, como la patata, o la remolacha azucarera. La combinación de plantas forrajeras y cereales permitió reducir los barbechos e incrementar la cabaña ganadera. En Prusia estos cambios hacen que en la década de 1880 el barbecho solo afecte a una quinta parte de las fincas, cuando a comienzos de siglo cubría la mitad. También se produjo una importante ampliación de la superficie cultivada con la privatización de terrenos comunales. En el Oeste sin embargo predominaban explotaciones mas reducidas, con un amplio sector de pequeños y medianos campesinos propietarios. Las mejoras de productividad y los nuevos métodos de explotación permitieron un importante aumento del producto agrario, que contribuyó a proveer de alimentos a una población creciente e incluso obtuvo un margen para la exportación de productos agropecuarios (cereales, lana, etc.), ingresos exteriores que servían en parte para saldar las compras de de tecnología y maquinaria moderna. El verdadero impulso de la industrialización alemana viene ligado a la formación de un gran mercado interior entre las décadas de 1830 y 1850. Esta se realizará a través de la unificación arancelaria con el establecimiento del Zollverein (unión aduanera) a partir de 1834, la unificación monetaria y el desarrollo de la red de transportes. Mapa 7.2. El Zollverein alemán (1834-1871) Fuente: Wikipedia (Zollverein) Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 15 El Zollverein se llevó a cabo a iniciativa de Prusia, que desde 1818 elimina los aranceles interiores entre sus territorios y favorece la integración de los Estados vecinos, aplicando aranceles moderados. La unión aduanera termina agrupando a la mayor parte de los territorios alemanes en 1834, aunque con posiciones encontradas en lo tocante a los aranceles exteriores. Algunos estados, como Baviera o Sajonia, eran partidarios del proteccionismo para defender sus industrias locales, mientras que otros (Prusia y los estados marítimos del norte) eran partidarios de aranceles más bajos, que favorecían una mayor apertura. Las ideas de Friedrich List sobre la protección a las industrias nacientes justificaban a los primeros, pero finalmente Prusia impuso su criterio con una política de apertura exterior. Alemania contaba con varios sistemas monetarios que quedaron reducidos progresivamente a dos principales, la zona del gulden que agrupaba a los Estados del sur, y la del tálero de los del norte. En 1838 se reconocía el cambio fijo entre el gulden y el tálero, de modo que se daba un paso decisivo hacia una moneda única, aunque esta no se materializará hasta 1871 con el establecimiento del marco. Estos procesos se complementaron con el rápido desarrollo de las infraestructuras de transporte que vinieron de la mano del ferrocarril, cuyo primer impulso entre 1835 y 1845 le permitió poner en funcionamiento más de 2.000 km que enlazan importantes centros urbanos. El Estado prusiano tomó la iniciativa para acelerar el ritmo de expansión de la red garantizando a las compañías un interés mínimo de los títulos que emiten y desde 1847 es el mismo Estado quien financió directamente líneas menos rentables. En 1850 se habían puesto en funcionamiento 5.800 km de red ferroviaria, mientras que en Francia disponían sólo de 3.000. Las primeras líneas se equipan todavía con raíles británicos, más baratos que los alemanes. Junto a ello también se impulsó la navegación fluvial,y las obras de canalización que permitieron el crecimiento de la navegación interior. En estas fechas las principales ciudades quedaron enlazadas bien por canales fluviales o bien por ferrocarril. La formación de un gran mercado interior está ligada al descenso de los precios del transporte, que facilita los intercambios regionales y el impulso de la demanda para los productos industriales. El ferrocarril, aunque en principio se construyó con materiales importados, tuvo más tarde un efecto de arrastre sobre el sector minero-siderúrgico doméstico, como demandante de combustible y productos de hierro, así como de máquinas de vapor. Ello estimuló la expansión de la minería de carbón en las cuencas tradicionales, como Silesia o el Sarre, y sobre todo en el Ruhr, que contaba con grandes reservas de excelente carbón en yacimientos más profundos, hasta entonces no explotados por problemas técnicos. La introducción de máquinas de vapor más eficientes y la inversión de capitales incrementaron rápidamente la producción de carbón y asimismo comenzó a instalarse en esta zona una moderna siderurgia, orientada principalmente a la demanda ferroviaria. La aplicación desde la década de 1850 del proceso Bessemer de fabricación de acero disparó la producción. También ligado a la expansión ferroviaria estuvo el crecimiento de la industria mecánica en centros urbanos, como Berlín, donde aparecen empresas especializadas en la construcción de locomotoras, o Chemnitz. J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 16 El papel del Estado Las primeras historias de la industrialización resaltaban, apoyándose en un supuesto modelo británico, que lo más beneficioso para el éxito del proceso era que el Estado interviniera poco o nada: laissez-faire, laissez-passer, le monde va de lui même, era la máxima que amparaba ese no-intervencionismo. Lo cierto es que casi nadie sostenía esa postura extrema: ni siquiera Adam Smith, de quien se suele decir erróneamente que limitaba el papel de las autoridades públicas a garantizar la propiedad privada, y la seguridad interior y exterior (defensa, policía y justicia). Con el tiempo y más estudios, resultó que ni la actitud de las autoridades británicas había sido tan abstencionista (regularon el comercio exterior e interior, el mercado financiero, promovieron infraestructuras, vigilaron las condiciones sanitarias y laborales, etc.), ni la intervención del Estado en otras industrializaciones había sido siempre negativa. Explicaciones como las de Gerschenkron justifican su eficacia para impulsar la industrialización en países atrasados, y más tarde las tesis de los autores institucionalistas, como Douglass North, nos han recordado la importancia de un marco institucional estable para la buena marcha de la economía. La intervención estatal en los procesos de industrialización se centró en: la creación de un marco jurídico estable y favorable a los negocios y la iniciativa privada. En este sentido, las reformas agrarias liberales emprendidas en muchos países son una pieza clave de la industrialización. actividades de fomento: inversiones en infraestructuras o educación, regulación del comercio exterior mediante aranceles (que favorecen a algunos sectores), subvenciones o beneficios fiscales a ciertos sectores , regiones o empresas, pedidos públicos a determinadas empresas, etc. regulación de actividades económicas o mercados de bienes o factores; es muy habitual la legislación laboral, fijando a veces topes salariales, pero también límites de edad o de horas semanales. También la regulación de los mercados de alimentos (con precios máximos y prohibiciones de exportar, por ejemplo) eran muy habituales. Intervención directa en actividades productivas, creando empresas o nacionalizando otras, como medio de crear industrias consideradas estratégicas o que se quieren que funcionen como modelo para un sector. Dependiendo de cómo se ejerciesen, estas funciones podían resultar beneficiosas o dañinas, o incluso ser positivas a corto plazo (un arancel protector para una industria naciente) y dañinas a largo plazo (si se prolongan en el tiempo). Por otro lado, otras actividades del Estado, y muy especialmente la guerra, podían tener efectos muy directos sobre la economía. Por último, a la hora de considerar el papel del Estado debemos tener en cuenta los medios. Cuando contaban con una hacienda saneada, podían invertir directamente en actividades de fomento, creación de industrias o promoción de las exportaciones. Sin embargo, si la situación hacendística no era tan saneada, como solía ocurrir, la intervención estatal se producía más por la vía de la legislación, que no siempre surtía los efectos deseados. Los déficits prolongados de los Estados, además, podían tener efectos muy negativos, impidiendo rebajas y racionalizaciones de los impuestos, encareciendo los capitales y recortando la capacidad de inversión pública. Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 17 Este primer esfuerzo industrial, centrado en el ferrocarril y los sectores de bienes de producción habían requerido desde el comienzo importantes dotaciones de capital. Para ello fue crucial la constitución de sociedades financieras y bancos orientados a la inversión industrial que se establecieron desde la década de 1840 bajo la forma de sociedades anónimas. Es el comienzo de la “banca universal”, llamada así porque combinaba el crédito en los negocios comerciales a corto plazo y la financiación a largo plazo de proyectos industriales. Es el caso por ejemplo del Berliner Diskonto- Geselleschaft, fundado en 1851 o el Darmstadter Bank en 1853. Esta vinculación entre banca e industria permitirá un mejor acceso al ahorro que contribuirá al aumento de la tasa de inversión industrial. A partir de mediados del siglo se inicia una fase de rápido crecimiento, donde el proceso de sustitución de importaciones se une a la modernización creciente de los distintos sectores productivos. El sector agrario conoce un notable aumento de productividad (gráfico 7.2) que libera un importante excedente de mano de obra campesina que alimentará el despegue industrial del periodo. El aumento de las rentas y la capitalización de las explotaciones convierten al sector agrario en un importante mercado para los productos industriales. De igual modo, el excedente agrario en la balanza comercial sirve para obtener mercancías. En 1846 la población activa agraria era del 56,8% mientras que en la industria se empleaba el 23,6%. En 1871 la relación era del 49,3% en la agricultura y el 28,9 en la industria. Gráfico 7.2 Producción agraria per cápita, población ocupada en la agricultura y población total en los territorios alemanes (1846-1869) Fuente: Elaboración propia a partir de M. Hau (1994: 26) y T Pierenkemper (2001:103 y 106) Es el momento en que comienza a expandirse el sector líder por antonomasia de la industria alemana: el minerosiderúrgico con la creciente extracción de carbón de la cuenca del Ruhr, donde se forma el mayor complejo siderúrgico alemán. Este crecimiento viene de la mano de la constitución de sociedades como Krupp o Siemens, y un movimiento inversor que tiene como principal destino el sector ferroviario y la industria de J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 18 maquinaria. La aplicación del proceso Bessemer se realizará al mismo tiempo que en Gran Bretaña, La extensión de las líneas férreas crece de los más de 5.800 km construidos en 1850 a más de 11.000 en 1860 y alcanza casi 19.000 diez años después. En este último periodo, casi la totalidad del material utilizado es de producción interior. Siderurgia y proceso Bessemer Hierro y acero son materias primas básicas en cualquier proceso deindustrialización: comparado con el hierro colado, el acero, una aleación de hierro y pequeñas proporciones de carbono, es más duro, aunque menos dúctil, resiste mejor la corrosión y se presta mejor a la soldadura. Como suele ocurrir, también es más difícil y caro de obtener. La importancia del invento de Henry Bessemer (el segundo de una saga de inventores ingleses, que lo patentó en 1855) es que fue el primer proceso que abarató la obtención de acero a partir del arrabio (pig iron: el hierro fundido que sale del alto horno). El convertidor consistía básicamente en un enorme horno en forma de pera, forrado de una capa de arcilla, que podía inclinarse para cargar la materia prima y verter el acero, y dotado de una serie de conductos que permitían inyectar aire en grandes cantidades. Esto producía la oxidación del hierro fundido, eliminando impurezas y obteniendo así el acero. El proceso tenía alguna complejidad química y no se adaptaba igual de bien a todos los tipos de hierro, lo que hacía necesario agregar a la fundición algún otro mineral. Estos problemas hicieron que las primeras fundiciones que emplearon la patente de Bessemer no dieran buenos resultados. Así que el inventor mismo construyó una fundición, y en unos años comenzó a producir cantidades importantes, a un coste muy inferior al de la competencia: de unas 40 £ por tonelada a 7£. De este modo, el acero comenzó a emplearse masivamente en la construcción, las industrias metal-mecánicas y el transporte. En la década de 1850 se han conformado las bases del despegue industrial alemán, caracterizado por el peso de los sectores de bienes de capital en la estructura industrial, apoyados en la abundante dotación de carbón mineral que ha favorecido el desarrollo de la siderurgia y las construcciones mecánicas. Los sectores de bienes de consumo, comenzando por el textil quedan más rezagados en su crecimiento: a pesar de su modernización, el sector algodonero no tiene apenas un peso significativo, y está muy expuesto a la competencia británica. Es el sector lanero, mucho más extendido, el que mantiene una posición de privilegio apoyado en la modernización del hilado y el tejido. La consolidación del crecimiento industrial tiene lugar entre 1871 y 1914, con varios rasgos característicos. En primer lugar el peso de la innovación y el desarrollo técnico. Los territorios alemanes habían desarrollado desde el siglo XVIII un sistema educativo basado en la extensión de la educación primaria gratuita y una educación secundaria orientada a la formación técnica y profesional. Al mismo tiempo se había producido una Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 19 transformación de la educación superior, con universidades que daban gran peso a la ciencia y la tecnología. Estas condiciones permitieron contar con una mano de obra alfabetizada y preparada para distintos sectores productivos, así como ingenieros y técnicos altamente cualificados. Gráfico 7.3 Evolución del Producto Nacional Bruto alemán (1850-1910) Fuente: N.J.G. Pounds (2000: 475) Tabla 7.3 Indicadores económicos y población. 1911 Países Población (millones) Acero (millones Tm) Energía eléctrica (miles milones.kWh) Ácido sulfúrico (miles Tm.) Gran Bretaña 41 7,8 3 1.082 Francia (a) 39 4,7 2,1 900 Alemania 65 17,6 8,8 1.500 Imperio Austro-Húngaro 65 2,6 1 350 Italia 35 0,9 2,2 596 Rusia 122 4,9 2 275 Estados Unidos 98 30 43,4 2.500 Japón 52 s.d. 1,5 s.d (a) Sin Alsacia y Lorena; datos de ácido sulfúrico para GB y Francia, de 1913 Fuente: Di Vittorio (ed.), (2003: 254) Este capital humano sirvió para acelerar el impulso industrial alemán no sólo en los sectores que ya desarrollados, como la siderurgia, sino en los más novedosos, la electricidad y la química, resultado de los avances de la segunda revolución industrial, con sinergias y efectos de arrastre que facilitaron un rápido crecimiento (gráfico 7.3). Es por ejemplo, el caso de la aplicación del proceso Gilchrist Thomas de producción de acero barato, que permitió utilizar las menas de hierro con fósforo de la cuenca de Lorena, recientemente adquiridas por Alemania y que incrementaron rápidamente la producción. Pero J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 20 enseguida despega también el sector metalúrgico, asociado a los procesos de innovación en química (abonos, tintes) e ingeniería. Al mismo tiempo la electricidad cobra auge y se crean empresas como AEG. El aumento de las necesidades de financiación de los nuevos sectores estrecha los lazos entre banca e industria y favorece las formas de concentración empresarial, como los cárteles, que se extienden en el sector minero y siderúrgico, con fórmulas de integración horizontal que facilitan el control del mercado interior, para evitar la caída de precios. Al mismo tiempo, esta concentración permite economías de escala y aumentos de productividad que facilitan la venta de los productos en el exterior, de modo que la venta de productos manufacturados supera a la de materias primas y alimentos. Alemania se había convertido en la segunda nación industrial por detrás de los Estados Unidos y conseguía hacerse con importantes mercados exteriores para sus manufacturas. 7.2.4. La industrialización temprana fuera de Europa: Estados Unidos El primer país situado fuera de Europa en dar el salto industrializador fue Estados Unidos, apoyado en una enorme dotación de recursos naturales y la gran extensión de su territorio, escasamente poblado al inicio. El país conoció a la largo del siglo XIX una gran expansión demográfica resultado fundamentalmente de un impresionante crecimiento vegetativo (natalidad superior a la mortalidad), incluyendo a la población negra, aún después de que en 1808 se prohibiera la trata internacional de esclavos (la ley determinaba que también los hijos de esclavos también lo eran). Al crecimiento se sumaba la inmigración europea, que empezó a cobrar importancia sobre todo a partir de mediados de siglo, con el paréntesis de la guerra de Secesión. En la década anterior a la Primera Guerra Mundial, la inmigración superó anualmente el millón de personas. Gráfico 7. 4 Población norteamericana nacida fuera de los EE.UU. (1850-2000) Fuente: Oficina Presupuestaria del Congreso (2004): A description of the inmigrant population Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 21 Tabla 7.4 Evolución demográfica de Estados Unidos (miles de habitantes) Total Blancos Negros Indígenas Otros Año Mliles hb Mliles hb % Mliles hb % Mliles hb. % 1790 3.929 3.172 80,7 757 19,3 s.d. s.d. s.d. 1800 5.308 4.306 81,1 1.002 18,9 s.d. s.d. s.d. 1820 9.638 7.867 81,6 1.772 18,4 s.d. s.d. s.d. 1850 23.192 19.553 84,3 3.639 15,7 s.d. s.d. s.d. 1870 38.558 33.589 87,1 4.880 12,7 26 63 0,1 1890 62.948 55.101 87,5 7.489 11,9 248 110 0,5 1900 75.995 66.809 87,9 8.834 11,6 237 114 0,4 1910 91.972 81.732 88,9 9.828 10,7 266 147 0,3 Fuente: Oficina del Censo de Estados Unidos. s.d., sin datos. En 1850 la población apenas superaba los 23 millones de habitantes, pero durante la segunda mitad del siglo se triplicó, por encima de 75 millones, y una década después casi llegaba a 92 millones. Los negros suponían en la primera mitad del siglo más de un 15% de la población, un 90% de ellos esclavos. La población indígena autóctona ya era prácticamente insignificante. El espectacular crecimiento de la población no servía sin embargo para colmar las necesidades de mano de obra en las distintas actividades económicas. La escasez del factor trabajo incentivó la búsqueda de sistemas de ahorro de mano de obra a través de innovaciones técnicas y maquinaria, lo que significaba aumentar las inversiones de capital (es decir, se produjo un procesode sustitución de trabajo por capital). Por otra parte, la escasez de trabajadores incrementó los salarios, contribuyendo al elevado poder adquisitivo de la población. Por ello, buena parte del crecimiento se orienta a la satisfacción de un mercado interno en plena expansión, que adquiría los bienes agrícolas e industriales domésticos. El crecimiento económico hasta 1860 Las bases del crecimiento económico de Estados Unidos desde la independencia hasta la Guerra de Secesión se encuentran en la expansión agraria que resulta de la ocupación del territorio situado al Este de los ríos Mississipi-Missouri, junto a la especialización productiva, que fue posible gracias al desarrollo de los sistemas de transporte. En este periodo la agricultura es el sector predominante: proporciona materias primas y alimentos, así como es el primer sector en ocupación y en ingresos por exportaciones. El Noreste, con granjas pequeñas y medianas, se combina la explotación agraria con la actividad forestal. Hacia el Medio Oeste las fincas aumentan de tamaño, unas dedicadas a la agricultura cerealista extensiva –trigo, maíz– y otras a la ganadería. En el Sur se desarrolla la agricultura de plantación (arroz, tabaco, algodón), basada en trabajo esclavo, que sobre todo se orientará hacia el cultivo del algodón. El estímulo de la industria textil moderna (nacional y británica, sobre todo), y las innovaciones técnicas como la desmotadora de E. Whitney que permitieron mecanizar tareas intermedias abaratando sustancialmente el producto, convirtieron al algodón en rama en el principal J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 22 producto de exportación norteamericano (50% del valor total) y a Estados Unidos en primer productor en 1860, con dos tercios del total mundial. Fuente: Barraclough, G. (ed., 1985): El Mundo. Gran atlas de historia, Ebrisa, Barna, t. 4-5, 222 Gráfico 7.5 Producción de algodón en Estados Unidos (1790-1860) en Tm Fuente: Economic History Net (eh.net/encyclopedia/article/phillips.cottongin) La expansión hacia el Oeste, hasta el río Mississipi, y la integración de las diferentes regiones del país fue posible gracias a la mejora de los sistemas de transporte. Partiendo de la base de una buena red fluvial, la construcción de carreteras de peaje y de los canales que enlazan la zona de los Grandes Lagos con la costa Este permitieron la salida de los productos agrarios del interior por vía navegable (la más barata). El ferrocarril comienza a extenderse a fines de la década de 1830, de la mano de la iniciativa privada a través de inversiones británicas. Las regiones del norte se estaban especializando en bienes de consumo, como la industria textil, el calzado o la madera, así como en la construcción naval, adaptando rápidamente las técnicas más adelantadas y el sistema fabril. En esta fase la energía es principalmente de origen hidráulico, que sirve para mover los nuevos telares mecánicos. El crecimiento económico permitía combinar el impulso del mercado interior, (una población creciente y con altas rentas) con un mercado exterior donde exportaba productos primarios e importaba tecnología y maquinaria. La política comercial, influida por los escritos de Alexander Hamilton, adoptó un proteccionismo extremo para eludir la competencia de las manufacturas británicas. Así, la industria naciente norteamericana adoptó las innovaciones que permitieron ensanchar progresivamente el sector secundario de su economía, volcándose hacia el mercado interior. Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 23 El auge económico de los Estados Unidos (1865-1913) Tras la guerra de Secesión (1860-65) los Estados Unidos se convierten en una potencia económica mundial, apoyándose de nuevo en las ventajas de un territorio extenso que fue siendo colonizado y puesto en explotación, con la masiva llegada de inmigrantes y el paralelo desarrollo del ferrocarril, verdadero eje de crecimiento de este periodo. La red férrea, que contaba en 1860 con 49.000 kilómetros, se multiplicó por 5 en 1890 hasta casi a los 250.000, más que todo el tendido ferroviario europeo en conjunto. El desarrollo del ferrocarril tuvo múltiples efectos sobre el resto de la economía: aparte de abaratar los precios del transporte de las mercancías y acortar sustancialmente los tiempos, supuso un notable estímulo para sectores como el de la minería del carbón y el siderúrgico, y también contribuyó a la evolución de la empresa moderna a través de las nuevas formas de organización y gestión en las que las empresas ferroviarias fueron pioneras. R. Fogel consideró sin embargo que su contribución al crecimiento no fue tan intensa, ya que calcula que el ahorro social que produjo estaba en torno al 1,2% del producto nacional bruto. La agricultura también se benefició del desarrollo ferroviario. La expansión territorial hacia el Oeste se lleva a cabo con la puesta en cultivo de grandes extensiones y ranchos para la ganadería. La Homestead Act (1862) garantizaba la distribución de tierras públicas para quien las cultivara y estimuló el desplazamiento de gran número de colonos. En el Sur, la guerra trajo la abolición de la esclavitud y la transformación de las explotaciones esclavistas en fincas que trabajan los negros con contratos de aparcería; además el cultivo de algodón se expandió hacia el Oeste. Tabla 7.5 Producción de carbón en los Estados Unidos, 1829-1899 Año Producción de carbón mineral (Miles de Tm) % incremento por década Tm per cápita Antracita Bituminoso 1829 138 102 0.02 1839 1.008 552 550 0.09 1849 3.995 2.453 313 0.28 1859 9.620 6.013 142 0.50 1869 17.083 15.821 110 0.85 1879 30.208 37.898 107 1.36 1889 45.547 95.683 107 2.24 1899 60.418 193.323 80 3.34 Fuente: http://eh.net/encyclopedia/article/adams.industry.coal.us La industria va adoptando el sistema fabril, y aumenta el tamaño de las fábricas, que tratan de aprovechar las economías de escala con la instalación de maquinaria. El mayor crecimiento procede de las industrias de bienes de producción, caso del acero, que atiende a la demanda del ferrocarril y construcción de maquinaria. La región del noreste y los Grandes Lagos se convierte en el principal polo industrial favorecido por los yacimientos de hierro y la abundancia del carbón de los Apalaches (Pensilvania). La expansión J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 24 de la minería (tabla 7.5) cambia la estructura del consumo de energía, donde el carbón pasa de representar el 40% en 1880 al 70% a fines de siglo. También se desarrollan nuevos sectores como el eléctrico y el químico, en los que de la formación de ingenieros cobra una importancia crucial. La industria norteamericana participa en las innovaciones de la denominada segunda revolución industrial, a través de la adopción de sistemas de comunicación como el telégrafo y el teléfono, o la puesta en marcha de ramas industriales como el sector eléctrico, químico, petróleo o el automóvil. La industria va concentrando a la población en grandes ciudades y las fábricas adquieren grandes dimensiones. Las empresas adoptan los nuevos sistemas de organización y forman conglomerados que abarcan las diferentes fases del proceso productivo, con fórmulas de integración vertical y horizontal. Es la fase de los grandes trusts donde aparecen magnates como Carnegie en el acero y Rockefeller en el petróleo. También se forman grandes bancos de inversión, como J.P. Morgan que participan también en sociedades industriales y compañías ferroviarias. Se introducen mejoras en la organización industrial como la introducción de piezas estandarizadas que permitirán dar el salto a la producción en cadena y la adopción del modelo fordista. H. Ford consigueen su cadena de montaje de automóviles desarrollar el modelo T, el primero diseñado con todas las piezas intercambiables. Otro ingeniero, W. W. Taylor, desarrollará los sistemas de ahorro de tiempos para aumentar la productividad. Antes de terminar el siglo XIX, Estados Unidos se convierte en la primera potencia industrial del mundo. 7.3. Los atrasados en la industrialización 7.3.1 La periferia europea Durante la segunda mitad del siglo XIX, el crecimiento industrial en los países más adelantados tiene un efecto de arrastre sobre el resto de Europa a través de varios mecanismos. El primero es el comercio internacional, que entre 1820 y 1880 ve multiplicarse su volumen por nueve, dos terceras partes del cual corresponden al comercio intraeuropeo. Este crecimiento se debe en buena medida a la especialización (división internacional del trabajo): la demanda creciente de alimentos y materias primas de los países industrializados favorece las exportaciones y la entrada de divisas en los países más atrasados; los países industriales a su vez venden manufacturas y maquinaria, lo que permite a los atrasados acceder a nuevas tecnologías de producción. Además, se produce una creciente exportación de capitales desde los países industriales, que llevan a la promoción de empresas extractivas, industrias de transformación, redes de transporte y servicios públicos. Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 25 Mapa 7.3. Europa: crecimiento del PIB (tasa anual acumulada 1830-1910) Fuente: Pounds (2000: 473) En este proceso se advierten varios modelos de crecimiento industrial: por una parte el de aquellos países, como Noruega, Suecia, Dinamarca, y Holanda, que aprovechan su situación geográfica y/o la disponibilidad de recursos primarios demandados por los países industriales –avena, madera y hierro en el caso de Suecia, recursos forestales y pesqueros en Noruega, alimentos en Dinamarca y Holanda–, que les permiten obtener recursos para invertir en industrias de transformación. El ritmo de crecimiento de estos países se apoya en cambios institucionales, que favorecen las transformaciones agrarias en beneficio de una capa de pequeños y medianos agricultores que orientan su producción hacia el mercado. Se trata en la mayoría de los casos de países pequeños en términos de población (aunque no en densidad, caso de Holanda), lo que podría generar más incentivos para abrirse a mercados exteriores. Otro importante factor común a estos países es la existencia de un alto nivel de alfabetización entre la población, lo que facilita la transmisión de conocimientos y la oferta de trabajadores especializados. El crecimiento se acelera desde mediados del siglo y mejora sensiblemente el nivel de renta per cápita de sus poblaciones, hecho que contribuye a incrementar el mercado interno, y a fomentar el sector secundario con el apoyo del capital extranjero (tabla 7.6). J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 26 Tabla 7.6. Crecimiento del PNB per cápita en las diferentes regiones europeas (en dólares de 1960 (media Europa occidental=100) Regiones 1860 Índice* 1910 Índice* Europa occidental 384 100 638 100 Escandinavia 273 71 604 95 Europa mediterránea 309 80 355 55 Europa oriental 180 47 287 44 Austria-Hungría 288 75 469 73 Fuente: Berend y Ranki (1988: 356) Frente a este modelo se encuentra un grupo formado por los países mediterráneos y del Este de Europa, caracterizados por: • estructuras agrarias atrasadas (pese a las reformas agrarias) y agriculturas poco productivas; • mercados internos a menudo amplios (por volumen de población), pero compuestos en buena parte por campesinos pobres que generan una escasa demanda efectiva de bienes y servicios. • pobre formación de capital a nivel interno, lo que lleva a recurrir a inversiones extranjeras. • fuerte atraso tecnológico y carencias de capital humano. • comercio exterior propio de países atrasados: exportan bienes de poco valor añadido (productos agrarios o materias primas) e importan los de alto valor añadido (maquinaria, manufacturas) y capitales. En estas condiciones, un rasgo común a todos estos procesos de industrialización fue, como señaló Gerschenkron, el papel del Estado como sustituto de la iniciativa privada en la promoción industrial. El problema era que la capacidad de intervención del Estados en estos países se veía minada por la pobreza de la base fiscal, especialmente si, como era habitual, la pervivencia de clases muy poderosas de terratenientes, a menudo nobles, impedía reformas fiscales que gravasen de forma eficaz la principal forma de riqueza: la tierra. El Estado, entonces, deseoso de promover la industrialización pero privado de recursos económicos, a menudo intervenía más por la vía de la legislación (se cumpliera o no) que la de la inversión. Quizás por eso también fue habitual en estos países una fuerte orientación proteccionista, que pretendía favorecer un proceso de sustitución de importaciones. Otro rasgo muy marcado en estos países fue el dualismo económico, con economías dominadas por agriculturas muy atrasadas, que siguen creciendo por vías extensivas (cuando crecen), con unas actividades industriales reducidas a pequeños enclaves, favorecidos por la dotación de recursos mineros, los lazos con otras economías o la protección del Estado. La principal diferencia entre los modelos de la Europa del Este con respecto al mediterráneo radica en el grado de atraso de sus agriculturas. En la Europa Oriental, donde pervivió la servidumbre hasta fechas muy tardías (empezó a abolirse a comienzos del XIX, pero Rusia no lo hizo hasta 1861), la transformación de los campos se demoró más, con ella la industrialización. En la Europa mediterránea, en cambio, las reformas agrarias del XIX fueron algo Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 27 más tempranas y afectaban a campesinos libres (aunque a menudo igual de pobres que los siervos) El ferrocarril: ¿héroe de la industrialización? La locomotora, una máquina de vapor sobre ruedas que se desplaza sobre raíles fabricados en los nuevos hornos altos, parece representar allí donde llega el espíritu y la fuerza motriz de la industrialización. A su paso, el mundo cambia. Y es cierto en muchos sentidos, pero la evaluación de sus efectos económicos es algo más compleja. Entre otras cosas porque sabemos que muchas de las compañías ferroviarias acabaron generando pérdidas en muchos países (pues los beneficios de explotación no justificaban los enormes costes de construcción) y que muchas líneas mejoraron la velocidad pero no el volumen de las mercancías transportadas (bien porque resultaba caro, bien porque no había suficientes mercancías que transportar). Los efectos del ferrocarril sobre la economía, como los de otros sectores, pueden dividirse en: Encadenamientos hacia atrás (backward linkages) que representan los efectos que la construcción y explotación del ferrocarril ejercía como demandante de bienes y servicios: hierro para la construcción de raíles y maquinaria, madera para traviesas, trabajo para desmontes y mantenimiento de las líneas, etc. Estos efectos son los más fáciles de valorar, a partir de las cuentas de las compañías. Encadenamientos hacia adelante (forward linkages), los efectos sobre los sectores que se benefician de los servicios que el ferrocarril oferta, son más difíciles de valorar. Los ahorros en tiempo de transporte, ganancias en seguridad, ahorros en el coste del transporte (que deben tener en cuenta las tarifas), los efectos de la rapidez de las noticias sobre los costes de transacción, los beneficios para los consumidores de un acceso a alimentos más baratos, etc. son mucho más difíciles de cuantificar. Uno de losintentos más serios de valorar esos encadenamientos hacia delante de los ferrocarriles fue el cálculo del ahorro social, aplicado inicialmente a Estados Unidos por el que luego fuera premio Nobel, Robert Fogel. La idea era medir la diferencia de costes un año suponiendo que no existiese el ferrocarril, y que las mercancías transportadas por tren lo hicieran por los medios alternativos más eficientes existentes en el momento (canales, caminos, ríos o cabotaje). La diferencia, comparada luego al PNB, era lo que denominaba ahorro social. Las conclusiones iniciales de Fogel fueron que el ahorro social en EE.UU. (donde las distancias eran enormes y por tanto cabía presuponer que las ventajas del ferrocarril serían importantes) resultaba muy modesto. Fogel concluía era que sin ferrocarril el crecimiento económico apenas se habría retrasado un año. Los cálculos de ahorro social se repitieron luego para otros países (España entre ellos), dando lugar siempre a un fuerte debate, tanto por la complejidad de las estimaciones y supuestos necesarios para alcanzar la cifra, como por sus mismas conclusiones. La principal ventaja de estos debates radica en avivar el debate sobre el papel de ferrocarril, que si probablemente no fue el héroe aún vive en la imaginación popular. J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 28 En estas circunstancias, buena parte de la población sigue siendo rural, ya que el raquítico sector industrial no ofrece oportunidades para emigrar a las ciudades, y la alternativa en épocas de penuria (como las que vendrán a partir de fines del XIX) será la emigración, como lo refleja la gran masa de emigrantes que llegan a América desde el Sur y Este de Europa en las últimas décadas del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Si los flujos de capital revelan dónde se halla la riqueza, los flujos de hombres no son menos significativos. 7.3.2 El crecimiento económico en Rusia durante el siglo XIX Rusia es el país más extenso y poblado de Europa a comienzos del siglo XIX. Hasta 1861 sus estructuras económicas y políticas eran típicamente feudales. La población era abrumadoramente agraria y rural, la mitad sometida a servidumbre, con un peso minúsculo de la vida urbana y la industria. Las grandes distancias y los deficientes sistemas de transporte hacían caros los intercambios, de ahí la escasa integración del mercado interior, compuesto además por una población de bajo nivel de renta, ligado a economías de subsistencia. Las actividades artesanales quedaban reducidas principalmente al marco de las aldeas y satisfacían la demanda de los campesinos. Desde el siglo XVII, la consolidación del Estado ruso fue acompañada de un proceso de expansión territorial hacia el sur y el este con la formación de colonias en Siberia y Asia Central. Intentos de modernización se produjeron bajo el reinado de Pedro I y Catalina II, que incorporaron técnicos extranjeros para establecer manufacturas con las que dotar al Estado de productos para la Corte y para el ejército, aplicando políticas mercantilistas de promoción industrial. Durante el siglo XIX la población conoció un extraordinario impulso, a lo que contribuía la abundancia relativa de tierra y la dedicación de la familia campesina a actividades artesanales complementarias, en el marco de industria rural difusa (kustar). El modelo familiar se caracterizaba por una muy temprana edad del matrimonio de la mujer (16 años), lo que redundaba en un largo periodo de fecundidad marital y altas tasas de fertilidad (7,6 hijos por mujer, cuando en el resto de Europa rondaba los 5). La elevada mortalidad, sobre todo infantil, se compensaba con las altísimas tasas de natalidad resultantes, generando un crecimiento vegetativo que permitió a Rusia casi quintuplicar su población entre 1800 y 1913 (desde 35 a 170 millones). Hasta 1861 las relaciones sociales estaban dominadas por la existencia de la servidumbre, que mantenía atados a los campesinos a la tierra, sin posibilidad de movilidad, condenando así a la pobreza a la mayor parte de la población. Esta situación bloqueaba los intentos de modernización, tanto por el bajo nivel de productividad agraria, como por la imposibilidad de incrementar la demanda de productos industriales. Solo existían algunos islotes de actividad industrial, como la siderurgia de los Urales, que aprovechaba la dotación de mineral y los abundantes recursos hidráulicos. Otro foco lo constituían las nuevas industrias algodoneras situadas en Moscú y San Petersburgo, donde también destacaban las actividades vinculadas a la construcción naval. Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 29 Las primeras reformas importantes se produjeron en 1861 con el edicto de Emancipación de la servidumbre del zar Alejandro II y la posibilidad del acceso a la propiedad de la tierra por parte de los campesinos. Pero estas reformas beneficiaban sobre todo a los antiguos señores a los que, además de reservarse un buen porcentaje de las tierras, se les asegura unos pagos en concepto de derechos de redención. La tierra que se queda en manos de los campesinos se vincula al sistema comunitario de la aldea, el mir, que se responsabiliza colectivamente de los pagos de redención y por tanto impide ya no legalmente pero sí de hecho la movilidad de los campesinos. El mir redistribuye periódicamente las tierras en función del tamaño de las familias, y la explotación se realiza con métodos tradicionales. Las tierras de la nobleza, sobre todo en las regiones meridionales –tierras negras– se convirtieron en grandes explotaciones destinadas a la producción de cereales principalmente para su exportación. Esta se vio facilitada por la construcción de la red ferroviaria, que enlazaba las zonas productoras con los puertos. En una primera etapa (1866-75) se ponen en funcionamiento casi 18.000 km de red; la mayoría del trazado lo construyen compañías privadas con capital extranjero y el material debe ser importado, amparado en una legislación librecambista que elimina los aranceles. A partir de la década de 1870 se produce un periodo de estancamiento debido a la entrada en Europa de cereales desde ultramar, que provoca el hundimiento de los precios y la merma de ingresos por exportaciones. En estos momentos es el Estado quien toma la iniciativa para promover la actividad industrial, mediante contratos y subsidios a través una política de emisión de deuda pública que suscriben los financieros extranjeros. La política emprendida por el ministro de Hacienda, S. Witte desde 1893 se centró en estabilizar el presupuesto para atraer capital exterior y a la vez continuar el fomento de la industria pesada. En este caso, el ferrocarril se convierte en el principal elemento que promueve la demanda interna de la industria y fomenta el crecimiento de la siderurgia en las décadas de 1880 y 1890, con la puesta en funcionamiento del centro industrial del Donbass en Ucrania, una rica cuenca carbonífera, aprovechando el mineral de hierro de los yacimientos de Krivoi- Rog, donde también es importante la aportación de capitales extranjeros. Baku, junto al mar Caspio, es otro centro industrial que comienza a destacar, asociado al petróleo. Hacia 1900 un 60% del capital de las compañías por acciones estaba en manos extranjeras. Los sectores de bienes de consumo siguen mayoritariamente vinculados a la producción artesanal, aunque hay empresas con maquinaria moderna en el sector algodonero, situadas en torno a Moscú y San Petersburgo, donde se instalan fábricas de grandes dimensiones, pero que evolucionan precariamente, debido al escaso tirón de la demanda interna. El sector bancario comenzó a desarrollarse durante la segunda mitad del siglo XIX con la formación de bancos comerciales. El banco del Estado ruso en principio aglutinaba las inversiones,aunque desde la década de 1890 la banca privada va cobrando cada vez más importancia. En 1906 los bancos de San Petersburgo intermedian en los empréstitos extranjeros que financian las J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 30 inversiones industriales. El número de bancos, inicialmente muy numerosos, fue reduciéndose hacia fines del siglo XIX a través de un proceso de concentración; en 1914 cuatro entidades controlaban más de la mitad del capital y con ello buena parte de las inversiones industriales. En 1905 la crisis agraria que se extiende por Rusia se une a los efectos de la derrota en la guerra contra Japón. Todo ello produce revueltas de hambre y escasez que obligan al gobierno a tomar medidas políticas y económicas. El primer ministro Stolypin completó la reforma agraria, decretando en 1906 la abolición del mir y abriendo a los campesinos la posibilidad de comprar sus tierras. Su propósito era modernizar la actividad agraria para lograr mayores excedentes para el mercado y estimular el crecimiento de una clase de campesinos acomodados –kulaks– que evitara los estallidos revolucionarios. Estos kulaks habían surgido de la creciente diferenciación social en el campo, y se hicieron con buena parte de las tierras de las comunas. Las reformas, sin embargo, aunque permitieron incrementar la producción, no acabaron con la pobreza de la mayoría de los campesinos. Todavía en 1913 quedaba en el campo el 72% de la población activa, concentrando el 44% del ingreso total. El crecimiento agrario a fines del siglo XIX se basó en la ampliación de los sembrados y la expansión de cultivos como patatas y remolacha azucarera. El comercio exterior siguió creciendo y mantenía superávits a base de exportar productos agrarios y forestales, de los que un 50% eran cereales, y a cambio se importaban bienes de capital y manufacturas diversas. El perfil del comercio exterior era otro reflejo del atraso y las deficiencias que mantenía la economía rusa en su industrialización. 7. 3.3 El atraso español Hace más de 40 años, Jordi Nadal escribió un libro que se haría famoso: El fracaso de la revolución industrial en España. Sus conclusiones mostraban cómo a lo largo del siglo XIX la economía española había quedado claramente rezagada: las reformas agrarias de los liberales no habían servido para satisfacer las aspiraciones de los campesinos ni tampoco para aumentar significativamente la productividad, con lo que la agricultura no ejerció sus funciones de cara a la industrialización; el ferrocarril se había proyectado según prioridades políticas (red radial), en vez de atender a las necesidades de integrar el mercado interior, y además no había ejercido apenas efectos de arrastre sobre la siderurgia nacional; la minería, por falta de técnicas e inversiones, se había convertido en un enclave del capital exterior, que exportaba el mineral en bruto (con menos valor añadido) y luego los beneficios; y hasta el moderno sector textil catalán, pionero en el siglo XVIII, había quedado casi condenado a una política proteccionista para salvaguardar el mercado interior. Estudios posteriores han matizado esta visión del fracaso industrial, observando distintos rasgos del crecimiento. No obstante, es cierto que España en 1913 seguía muy rezagada frente a las naciones industrializadas: en PIB/ per cápita, en producción y consumo de energía, en tecnología. La estructura de la población activa, con casi dos tercios de la mano de obra en el sector primario, revelaba que la industrialización podía haber empezado, pero aún distaba de concluirse. Por ello, ante las dificultades Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 31 de la crisis agraria de fin de siglo, la respuesta fue, como en otros países atrasados, la masiva emigración a América. Tabla 7.7. Indicadores del atraso de la economía española hasta 1910 Distribución sectorial de la población activa 1797 1860 1887 1900 1910 Agricultura 61,3 63,5 64,7 66,3 66,0 Industria 15,3 17,3 17,1 16,0 15,8 Servicios 23,4 19,2 18,1 17,7 18,4 Tasa de actividad (% activos sobre población total) 39,8 40,0 37,8 Tasa de analfabetismo (% sobre > de 10 años) Hombres Mujeres 74 60 88 63 50 76 57 45 68 50 39 59 Productividad por activo en agricultura (índice 1882=100) 83,0 94,0 Productividad por activo industria (1882=100) 146 150 Esperanza de vida al nacer (años) *=1890 29,7 29,1* 34,8 41,7 Tasa de urbanización (población en núcleos > 5.000 hb) **=1787 24** 30,3 37,7 39,2 42,0 Fuente: Llopis (2002:147), Pascual y Sudriá (2002:205), Maluquer (2002:245-246, 262), todos en Comín, Hernández, Llopis (eds.) (2002). Carreras, A. y Tafunell, X. (eds) (2005) Estadísticas históricas de España, siglos XIX-XX, Madrid, BBVA. El periodo que transcurre entre 1800 y 1913 en España se puede dividir en distintas fases, según se atienda a factores de tipo político, o social. Desde el punto de vista económico, sin embargo, podemos distinguir tres fases (las fechas indicadas son aproximativas): • 1800-1840: época marcada por la crisis del Antiguo Régimen y las consecuencias de la guerra de la Independencia, caracterizada por los fuertes cambios del marco institucional. • 1840-1880: fase de arranque de la industrialización y de la modernización económica, aunque marcada también por los vaivenes políticos y los problemas de crecimiento. • 1880-1913: Arranca en un contexto de estabilidad política que permite por ejemplo sanear las cuentas de la Hacienda, y tras los efectos de la gran crisis agraria de fin de siglo, se inicia un proceso muy lento pero ya sostenido de modernización económica, también en la agricultura. El primer periodo (1800 y 1840), está marcado por la crisis del sistema feudal, visible desde fines del siglo XVIII, y sobre todo por las consecuencias de la guerra de la Independencia (1808-1814). Entre los efectos inmediatos de la guerra figuran los daños a la agricultura, la cabaña ganadera y las manufacturas, lo que redundó en un estancamiento de la población en torno a los 11,5 millones de habitantes. Pero la guerra desencadenó también la difusión de las ideas liberales, que iban a plantear la abolición del sistema feudal, promoviendo el fin de la monarquía absoluta, la implantación de una sociedad de ciudadanos iguales ante la ley (sociedad de clases) y la consagración de la propiedad privada y el mercado como bases de la libertad J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 32 económica. Tales ideas habían calado ya durante la guerra, y quedan manifiestas en la obra de las Cortes de Cádiz, pero tardarán en imponerse con la vuelta al trono de Fernando VII. Por cierto que, como consecuencia indirecta de la guerra y la difusión del liberalismo, también debe tenerse en cuenta la pérdida hacia 1824 de la mayor parte del imperio colonial español en América, a raíz de una serie de movimientos independentistas en los que destacó la figura de Simón Bolívar. Los años 1815-1840 son, de nuevo, una época de fuerte inestabilidad política, que perdura en los años de minoría de edad de Isabel II. En las fases en que los liberales acceden al poder –Trienio 1820-1823, algunas fase de la Regencia de María Cristina y Espartero (1836- 1843) – avanzan las reformas institucionales de corte liberal, las más importantes de las cuales constituyen lo que se ha denominado la reforma agraria liberal, un conjunto de medidas de distinto tipo, adaptadas o modificadas en distintos periodos, con un mismo fin: eliminar los vestigios feudales en el campo (especialmente en el régimen de propiedad) e impulsar el avance de los mercados. En otras palabras, abrir paso al capitalismo. Entre las medidas más importantesde la reforma agraria liberal figuran: • desamortizaciones: expropiación y venta en subasta de las propiedades del clero regular (Trienio liberal, desamortización de Mendizábal en 1836) y el clero secular (Espartero 1841). • abolición de instituciones feudales: señoríos, mayorazgos, privilegios de la Mesta y diezmos (todas afectaban a la propiedad de la tierra). • libertad para comerciar con productos agrarios y a los propietarios para disponer de sus fincas y cercarlas. Las reformas alteraron el marco institucional de la agricultura, pero no lograron mejoras generales de productividad: éstas hubieran exigido inversiones, y sin embargo ni los campesinos podían (la mayoría eran pequeños propietarios o jornaleros) ni los grandes propietarios querían (con tierra escasa y mano de obra abundante, el sistema les iba bien). No obstante, hay un buen número de excepciones regionales, en Cataluña y Valencia sobre la base del viñedo o la huerta, por ejemplo, donde las reformas consolidaron grupos de labradores acomodados que sí comenzarían a buscar ganancias de productividad. Para buena parte de la agricultura del interior, sin embargo, el fuerte crecimiento de este periodo es sobre todo de naturaleza extensiva: fuerte impulso a las roturaciones, como respuesta a una caída general de precios agrarios, y rápido crecimiento de la mano de obra (por el aumento general de la población), en el contexto de una agricultura tradicional (basada en el cereal de secano), sin apenas innovaciones y poco capitalizada. De ahí que la mayor parte de la población siguiera dedicada a las actividades agrarias. En cuanto a la industria, siguió organizada de forma tradicional, aunque también le afectan los cambios institucionales como la abolición de los gremios (inicialmente en 1813, y definitiva en 1834). La excepción principal a este panorama fue el sector textil catalán, ya pionero en el siglo XVIII, que avanzaba hacía por el camino del modelo inglés: especialización en el algodón, mecanización, creación de fábricas y el uso de la energía del vapor. No es casual que la primera fábrica accionada vapor fuera la de Bonaplata en Barcelona (1833). Sin embargo, diversos problemas frenaban el impulso: la pobreza del mercado interior, sobre todo, pero también la pérdida de los Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 33 mercados coloniales, el atraso técnico y la carestía del carbón. Esto último también afectó a los primeros pasos de siderurgia moderna: los primeros altos hornos creados en Marbella y Málaga por el empresario riojano Manuel Agustín Heredia funcionaban con carbón vegetal, lo que impidió fabricar finalmente a precios competitivos. En todo caso, la industria moderna en esta fase era aun un reducto mínimo en medio de una España atrasada y agraria. Las bajas tasas de urbanización (tabla 7.7) son reveladoras. Otro factor que contribuyó al estancamiento durante este periodo fue el comercio exterior, principalmente derivado de la pérdida del mercado colonial americano. La independencia de la mayoría de las colonias contrajo los intercambios ultramarinos y España escoró todavía más sus tráficos hacia Europa noroccidental, exportando principalmente aceite y vino. La pérdida de las colonias también tuvo un fuerte impacto sobre los ingresos de la Hacienda. El déficit crónico incrementó la deuda y junto a ello una escasez de numerario que obligó a una política comercial prohibicionista, para reservar el mercado nacional a los productores interiores y evitar al máximo las importaciones. El periodo que va de 1840 a 1880 se caracteriza por un crecimiento moderado pero sostenido. La inestabilidad política ni mucho menos ha desaparecido (aún quedan dos guerras carlistas y una revolución en 1868 que desembocó en la I República), pero los cambios institucionales liberales no tienen ya vuelta atrás. Algunas se completan, como la desamortización de Madoz en 1855 que amplía la subasta a propiedades comunales y de los ayuntamientos, o la Ley de Minas de 1868 que estabiliza las concesiones y abre paso a inversiones exteriores. En general, los dos períodos de mayores reformas corresponden con el llamado Bienio Progresista 1855-56 y el Sexenio Revolucionario, de 1868 a 1874. Aunque la población creció (de 15,5 millones de 1850 a 17,5 en 1887), siguen siendo visibles los rasgos de atraso (tabla 7.7), incluyendo la persistencia de crisis de mortalidad catastrófica, la última de las cuales sería la epidemia de cólera de 1885, que causó unos 120.000 muertos. La agricultura crece de forma considerable, pero todavía sobre patrones extensivos. La desamortización de Madoz, al poner en venta terrenos que servían de colchón de seguridad para las comunidades campesinas, agravó la desigualdad social en el campo, incrementando el número de arrendatarios o de jornaleros sin tierra. La abundancia de mano de obra, ligada a los efectos del proteccionismo (precios altos) creaba muy pocos incentivos para la introducción de máquinas ahorradoras de trabajo, y en general para las inversiones en mejoras de productividad. No obstante, en algunas zonas de la periferia prosigue la especialización agraria, orientada a los mercados exteriores, ya sea con los cítricos en la huerta valenciana, el ganado vacuno en Galicia o el viñedo en muchas zonas de España. Con todo, a partir de la década de 1870, la llegada de cereales baratos de ultramar desencadenará una crisis general de las agriculturas europeas que en la España cerealista se saldará con fuertes tasas de emigración, mayor empobrecimiento del campesinado y nuevas oleadas de protesta social. El sector industrial creció de la mano de la ampliación del mercado interior: el crecimiento de población, los aranceles proteccionistas y la mejora de las infraestructuras de transporte contribuyeron a crear un mercado J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 34 suficiente para mantener un sector industrial reducido y no competitivo, pero próspero. La construcción ferroviaria, iniciada en 1848, se aceleró tras la aprobación en 1855 de una Ley que, con su complemento en 1856 con la de Sociedades de Crédito, alentaba la entrada de inversores extranjeros, con beneficios garantizados, importantes subvenciones y franquicias arancelarias para importar materiales de construcción. Aunque la extensión de la red, que pasó de 455 kms en 1855 a 4.800 kms en 1865 y 6.000 diez años después, supuso una importante rebaja de los costes del transporte, que se reflejó en la convergencia regional de los precios, el tráfico existente era insuficiente para generar beneficios a las compañías, que atravesaron serias dificultadas a partir de la década de 1860. Las principales (MZA y Norte) eran de origen francés, como lo era el 60% de las inversiones. La construcción de la red ejerció además escasos efectos de arrastre sobre la siderurgia española, debido a las franquicias para importar el material. El sector secundario seguía dominado por los bienes de consumo, con el alimentario y el textil como subsectores predominantes. La molienda de trigo había generado industrias transformadoras en Castilla con destino al mercado interior y a los restos del mercado colonial (Cuba y Puerto Rico). Las fábricas de aceite orientadas a la exportación se localizaban en Cataluña. Esta región seguía siendo además el foco más moderno del sector textil, tanto lanero como algodonero, cuya producción se multiplicó por siete al tiempo que reducía sus precios, lo que le permitió ampliar sus mercados, desplazando a las manufacturas más tradicionales. Aunque subsistieron centros laneros secundarios en Alcoy, Béjar, Antequera y Palencia, Cataluña concentraba en 1880, además de todo el textil algodonero, el 63% de la producción de paños de lana. En cuanto a la industria pesada, vinculada a la siderurgia, apenas lograbadespegar. Tras el fracaso de la siderurgia andaluza –forzado por la carestía del combustible– , surgen nuevos establecimientos en las cercanías de las minas de carbón, que constituía el input principal (siete toneladas de carbón por tres de mineral de hierro para cada tonelada de arrabio). Así surge en la década de 1850, de nuevo de la mano de capitales extranjeros, una siderurgia en Asturias con núcleos en Mieres y La Felguera. El nacimiento de la siderurgia vasca, en cambio, se basaba en la existencia de ricas minas de hierro, aunque su prosperidad corresponde sobre todo a la fase posterior a 1880 en su conexión con las importaciones de carbón británico. La minería conoció a partir de la década de 1860 un fuerte auge, especialmente tras la Ley de Minas de 1868. De nuevo, resultaron clave las inversiones y la llegada de técnicos extranjeros: los ingleses explotan las piritas de Huelva (Tharsis Suplhur Co. y Río Tinto Co.), franceses e ingleses en el plomo de Jaén, los Rothschild las minas de mercurio en Almadén y desde 1870 capitales belgas, alemanes, franceses y británicos desembarcan para la explotación de las minas de hierro vizcaínas. Estos metales eran materias primas básicas en los desarrollos de la industria química y mecánica de la segunda revolución industrial, por lo que su demanda venía de los países más industrializados. El problema es que en buena parte se exportaban en bruto, sin apenas valor añadido, y dejando pocos beneficios en el país. Con todo, cabe preguntarse si en ausencia de las inversiones extranjeras hubieran podido surgir empresas nacionales con capitales y técnicas para impulsar este desarrollo. El caso de la industria textil catalana demuestra que en algunos Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 35 lugares ocurrió así, pero las dimensiones y características del negocio minero, siderúrgico o químico eran muy distintas de las del textil. Tabla 7.8 Evolución del comercio exterior español (1840-1880) (medias anuales, en millones de pesetas corrientes) Periodo Exportaciones Importaciones Saldo Relación real de intercambio (1845- 49=100) 1840-44 135,7 143,9 -8,2 1845-49 156,4 162,3 -5,9 100 1850-54 152,9 187 -34,1 147 1855-59 286,7 332,4 -45,7 226 1860-64 287,8 485,1 -197,3 185 1865-69 352,3 418,1 -65,8 191 1870-74 473 478,9 -5,9 184 1875-79 527,9 501 26,9 210 Fuente: Pascual y Sudrià (2002: 228) Vemos en todo caso como la economía española experimenta estímulos que vienen del exterior. El incremento del comercio exterior –a una media del 4,5% anual entre 1840 y 1880– fue muy superior al del PIB, un 1,7%. La balanza comercial, sin embargo, es típica de un país atrasado: un saldo siempre negativo, en el que destacan las importaciones de manufacturas y maquinaria, mientras se exportan productos primarios: alimentos (a veces elaborados, como el vino o aceite), minerales (plomo, hierro, mercurio) sobre todo a finales de siglo. Es cierto que mejoraron las relaciones reales de intercambio (terms of trade, es decir la ratio entre el precio medio de las exportaciones y el de las importaciones, o dicho de otro modo, la capacidad adquisitiva de las exportaciones con respecto a las importaciones), pero la estructura del comercio exterior seguía revelando el atraso de la economía española. En cuanto a la política comercial, siguió siendo prioritariamente proteccionista, garantizando el mercado interior a los productores cerealistas y los industriales textiles, aunque avanzaba la opinión librecambista como en toda Europa. Ligado a ella, el arancel Figuerola de 1869, planteaba un desarme arancelario gradual y la eliminación de prohibiciones de importación, se enfrentó a una fuerte oposición de grupos de interés partidarios de la protección, y no llegó a aplicarse nunca en su totalidad. En este contexto, el Estado podría haber actuado (como apuntaba Gerschenkron) como sustituto del sector privado, en la promoción de la industria, o bien estimulándola indirectamente mediante inversiones en educación o infraestructura. De hecho, la construcción del ferrocarril es un ejemplo de ello, pero en general el Estado fue más una fuente de problemas que de soluciones. La política económica estuvo condicionada por las deficiencias del sistema fiscal, cuya reforma –Mon-Santillan en 1845– fue obstaculizada por los grandes propietarios, especialmente en la aplicación de los impuestos directos sobre la propiedad de la tierra. De este modo, la recaudación siguió dependiendo de impuestos indirectos (sobre el consumo, básicamente), y resultó insuficiente para las necesidades de gasto. Como J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 36 consecuencia, el Estado emitía títulos de deuda pública cuyos intereses no siempre podía pagar; la renegociación de esta deuda debilitó la posición española en los mercados exteriores, recortando sus posibilidades de recurrir a préstamos para financiar las inversiones. Al mismo tiempo, para atraer compradores para la deuda ofrecía altos tipos de interés, con lo que encarecía las inversiones en el conjunto de la economía. Los déficits y la deuda pública condicionaron muchas importantes medidas de política económica: las desamortizaciones se hicieron mediante subasta al mejor postor, aunque podría haber sido mejor garantizar el acceso de los campesinos a la propiedad de sus tierras; también la construcción del ferrocarril (financiada en buena parte con la desamortización de Madoz) se abrió en condiciones muy favorables a la inversión exterior; del mismo modo las concesiones mineras a inversores extranjeros tras 1868 estuvieron condicionadas por debilidad de la hacienda, como la concesión a los Rothschild en 1870 de la explotación del mercurio de Almadén por treinta años, que les convirtió en prácticos monopolistas de ese metal en el mundo. El último periodo se sitúa entre la década de 1880 y 1913. Está marcado en primer término por los efectos de la depresión agraria, que hunde los precios y la actividad económica, y por el fin del imperio colonial en América y Filipinas en 1898. Aunque en muchos aspectos significa una prolongación de los rasgos del periodo anterior –peso abrumador del sector agrario, atraso industrial, balanza comercial deficitaria y propia de país atrasado, problemas hacendísticos, etc. – lo cierto es que supone el inicio de un avance sostenido de modernización que sólo se romperá, parcialmente, con la Guerra Civil de 1936-39. En muchos sentidos, las cosas ya no irán a peor. Demográficamente la mortalidad comienza un rápido descenso, y ya no volverán las mortandades catastróficas. Las tasas de alfabetización y la formación de capital humano mejoran también lentamente, y la urbanización comienza a despegar. La agricultura, tras el shock de la crisis de fin de siglo, se reajusta, bien sea expulsando trabajadores hacia la emigración o profundizando en la especialización en productos de exportación: en ambos casos crece, aunque sea lentamente, la productividad. La industria es, sin embargo, la que sigue tirando del crecimiento, gracias a la inversión privada, en ocasiones alimentada por capitales repatriados desde las colonias. A la ampliación y diversificación del núcleo catalán, se suma un fuerte foco de industria pesada en el País Vasco, en torno a los altos hornos de Vizcaya; y aunque hay presencia de capital extranjero, el capital local supone la mitad de las inversiones. La entrada de tecnología y capitales extranjeros alentaron también el desarrollo de algunos sectores nuevos, como la industria eléctrica o química, y servicios de red (aguas, electricidad, telefonía). Alimentados por los sectores industriales y comerciales, comienzan a surgir a finales de siglo los primeros bancos modernos, al tiempo que la circulación de papel moneda y las cuentas bancarias empiezan a desplazar al papeldel dinero metálico en la circulación monetaria. Aunque el Estado sigue arrastrando déficits, una serie de reformas hacendísticas inauguradas por Raimundo Fernández Villaverde en 1899- 1900 permitieron sanear los ingresos y reducir los déficits. El dualismo económico seguía siendo muy marcado, pero surgían núcleos nuevos de modernización económica: el País Vasco, Madrid, Valencia. Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 37 Aunque con resultados muy inferiores a los pioneros y sus imitadores, o incluso frente a otros rezagados como Italia o Portugal, España parecía avanzar con paso lento, pero seguro, por la senda de la industrialización. 7. 3. 4. El pionero asiático: Japón Antes de 1850 Japón era un país todavía anclado en un pasado de profundos rasgos feudales. La mayor parte de la población vivía en el medio rural, con una agricultura basada en el cultivo del arroz en la que los campesinos eran en su mayoría arrendatarios o colonos de los daimios. Estos eran a la vez grandes propietarios y señores feudales que impartían justicia en sus territorios, disponían de ejércitos propios y cobraban tributos en especie, que suponían un alto porcentaje de la cosecha. La autoridad central estaba encarnada por el shogun, un gobernador o valido que era el más poderoso de los señores feudales, mientras que el emperador quedaba reducido a funciones meramente ceremoniales. La familia Tokugawa ejercía el shogunato desde 1603, gobernando Japón a través de una administración central situada en Edo (Tokio), con los daimios a sus órdenes. Los daimios contaban a su servicio con tropas de samurais, caballeros formados para la guerra pero que con el fin de los conflictos internos habían quedado sin función militar, muchos de ellos empobrecidos y obligados a buscar medios de vida alternativos. En el siglo XVII el crecimiento económico incentivó la especialización agraria, con una creciente importancia de cultivos como el té, el algodón, la caña de azúcar o la cría de gusanos de seda. Se extendió la economía monetaria y la dedicación al comercio de sectores intermedios tanto procedentes del mundo rural como de los samurais. La elevación de la renta produjo una creciente diferenciación social. Una peculiaridad llamativa de la economía japonesa era su cierre al exterior. Tras unos primeros contactos con los europeos en el siglo XVI, cuando mantuvieron relaciones comerciales con portugueses y holandeses, y permitieron la entrada de misioneros católicos, a comienzos del XVII la política del shogun cambió, prohibiendo el cristianismo y restringiendo al máximo el comercio con el exterior. Este quedó durante más de dos siglos reducido a los intercambios con algunos juncos chinos y con una colonia holandesa establecida en Nagasaki. Los japoneses tenían prohibido salir del país bajo pena de muerte. Esta situación se fue suavizando desde mediados del siglo XVIII, y algunos japoneses consideraban la posibilidad de una apertura al exterior. Sakuma Shozan (1811-1864), un funcionario encargado de la defensa costera, se mostraba partidario de adoptar armamento occidental así como de la construcción de una flota, sobre todo tras las noticias de la derrota de China en las guerras del Opio. Sin embargo el cambio radical llegó a mediados del siglo XIX, con las visitas del comodoro Perry a Japón, en 1853 y 1854, al mando de una flota estadounidense. Los “barcos negros” de Perry, (denominados así por la carbonilla de sus chimeneas), fuerzan la apertura comercial que se materializa con la firma en 1858 del tratado Harris, uno de los “tratados desiguales” que las potencias europeas y Estados Unidos impusieron en Asia por estas fechas. El tratado obligaba a Japón a abrir nuevos puertos al comercio internacional, les permitía traficar con cualquier tipo de producto (incluida la exportación de plata y oro, aunque no el opio), J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 38 concedía a los comerciantes privilegios de extraterritorialidad y establecía unos aranceles muy moderados (no más del 5%). Los tratados fueron sentidos como una imposición humillante por muchos japoneses, aunque de hecho era el reconocimiento de la inferioridad militar de Japón. Los acuerdos agudizaron las tensiones internas, con revueltas y atentados tanto a los extranjeros como a miembros del gobierno. Buena parte de los samurais mostraba una abierta oposición a la política gubernamental y las potencias extranjeras presionaban para evitar la revocación de los tratados. Entre 1860 y 1868 se fue fraguando un ambiente que pasó de las revueltas y estallidos aislados, a la convicción de la necesidad de establecer un gobierno fuerte y una economía próspera que pudieran contrarrestar la amenaza exterior. Esta nueva postura aglutinó sobre todo a los samurais que terminaron por deponer a la dinastía Tokugawa. La restauración Meiji (1868-1912) La restauración Meiji de 1868 coloca al emperador (que toma ese nombre, Meiji, por el que se conoce al periodo) como cabeza del nuevo Estado, que adopta modelos legislativos e institucionales de Occidente: la abolición del sistema feudal, decretada en 1871, elaboración de una constitución y leyes modernizadoras, así como una reorganización territorial en prefecturas donde los representantes quedan bajo las órdenes del gobierno central. Entre las reformas más importantes destaca la reforma fiscal/agraria llevada a cabo en 1871-73 con el fin de extraer recursos de la agricultura para emplearlos en la modernización del país, a la vez que se suprimen los derechos feudales de los daimios a cambio de una compensación. La reforma educativa, a partir de 1872, extiende una red de escuelas primarias y secundarias dirigidas a difundir entre la población los conocimientos y prácticas tomados de Occidente. En la educación superior este sistema tiende a establecer en los puestos principales a profesores formados en Occidente, así como la contratación de técnicos y profesores occidentales para impartir clases en las universidades niponas, especialmente en materias científicas y técnicas. Otro de los objetivos modernizadores era el ejército, en sus inicios supervisado por una misión francesa. Se adoptó un sistema de reclutamiento que permitía la movilizar a un importante contingente y una escala de mando inspirada en el ejército prusiano. En 1894, en vísperas de la guerra con China, el ejército japonés ya estaba dotado con material moderno, la mayor parte de fabricación nacional. El papel de la agricultura, como en cualquier proceso de industrialización, es fundamental, ya que es el sector predominante tanto en empleo como en producto, y por tanto la principal fuente de ingresos fiscales del Estado. Además, desde el sector primario se producen los principales artículos para la exportación (té y seda). Por este motivo las medidas del gobierno tendieron a incrementar la producción a través de la extensión de la formación técnica de los campesinos en nuevos métodos de cultivo, fertilización y lucha contra las plagas. Se crearon escuelas técnicas de agronomía para la mejora y selección de semillas. Las reformas agrarias no alterarán sin embargo el sistema de explotaciones, que quedarán en su mayoría bajo formas de agricultura intensiva en pequeñas parcelas con trabajo familiar. La producción se incrementó por la puesta en cultivo de nuevas superficies, un 10% más entre Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 39 1880 y 1900, pero sobre todo por una mejora de productividad, un 30% entre ambas fechas, que permite liberar mano de obra para la industria. El Estado es consciente de que el único recurso para no caer bajo la dependencia colonial occidental es imitar sus sistemas productivos y modernizar el país. Varias misiones viajan al extranjeroen la década de 1870 para copiar sus instituciones y tecnología, así como sistemas de armamento y construcción naval. Y al mismo tiempo se emprende un plan de iniciativas económicas que promueven la industrialización y orientan el comercio exterior para obtener recursos financieros para compensar la compra de maquinaria. Uno de los sectores que rápidamente se modernizó fue el transporte, a través de la iniciativa estatal en la construcción de líneas ferroviarias, que luego serán completadas por la iniciativa privada. También se desarrolló el comercio marítimo de cabotaje entre los principales puertos, con empresas navieras que cuentan con subsidios estatales. El comercio exterior, que se basa en la venta de seda y té a cambio de manufacturas y maquinaria, era deficitario en la década de 1870. Para resolverlo, como no se puede alterar la política arancelaria según los tratados desiguales, el Estado mejora los criterios de calidad de los productos de exportación a través de la difusión de nuevas técnicas en la hilatura de seda, y la creación de fábricas con maquinaria occidental. Estas medidas incrementarán la producción, pero sobre todo el valor de las exportaciones (con más tejidos), principalmente a Estados Unidos (tabla 7.9). Tabla 7.9 Participación de los textiles en las exportaciones totales de Japón (% en valor) Algodón Seda Hilo Tejidos En bruto Tejid os 1890-4 0.2 0.9 38.0 4.7 1895-9 8.4 1.7 31.7 7.2 1900-4 9.3 2.4 29.2 10.6 1905-9 7.7 3.8 28.8 8.0 1910-14 10.9 5.1 30.8 6.4 Fuente: Y.Andō (1975): Kindai Nihon Keizai Shi Yōran,Tokio, Tokyo University Press, 118 A partir de la década de 1880 el Estado cambia la política de estímulo directo a la industria por la privatización de activos industriales, que pasan a los zaibatsu, grandes conglomerados de empresas, en tanto que el gobierno se centra en potenciar la educación y estímulos indirectos como los contratos para fabricación de armamento. El sector privado cobra la iniciativa en la inversión y comienza a controlar el sector del comercio exterior, hasta entonces en manos de extranjeros. Por sectores industriales, el textil es el que aporta mayor valor añadido y un peso creciente en las exportaciones. Aunque buena parte todavía se rige por métodos tradicionales, se produce la progresiva concentración de la hilatura en fábricas, con el uso de maquinaria, sustituyendo progresivamente al trabajo en el medio rural, que producía bienes de menos calidad. La demanda internacional de seda fue en aumento, lo que alimentó el crecimiento de la producción progresivamente hacia fábricas más grandes. Un proceso similar se J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 40 dio en el algodón, producto orientado a la sustitución de importaciones, con un rápido aumento entre 1886 y 1890, y que posteriormente fue ocupando un papel creciente en la exportación. El posterior acceso privilegiado a los mercados chino y coreano, junto con las rebajas en los aranceles a la materia prima, supuso un poderoso impulso que hizo pasar de las 382.000 hilanderías en 1893 a 2,4 millones en 1913 y 6,6 millones en 1929, y una progresiva concentración empresarial. La producción de hilaza se multiplicó por seis entre fines del siglo XIX y 1925-29, y su destino se orientaba cada vez más a las fábricas de tejido modernas, orientadas tanto al mercado interior como al exterior (tabla 7.9). Figura 7. 1 Estructura de un zaibatsu Fuente: Elaboración propia a partir de Bénichi y Nouschi (1987: 159) El sector siderometalúrgico creció aun más rápido, gracias en parte al tirón del gasto en armamento –guerras contra China en 1894-95 y Rusia 1904- 05– para reforzar el poderío militar. El aumento del presupuesto en armamento e industrias relacionadas supuso un tirón que afectó a toda la economía, incluida la extracción de carbón con métodos modernos. El crecimiento industrial de Japón se basaba en un modelo intensivo en trabajo, ya que éste era abundante y barato. También mostraba un marcado dualismo, donde al tiempo que se mantenía un extenso sector de pequeñas empresas, relacionadas principalmente con bienes de consumo (elaboración de alimentos, textil, cerámica, etc.) se incrementaba el papel de los grandes conglomerados industriales, zaibatsu, que controlaban varios sectores económicos, como el caso de Mitsui, o Mitsubishi, con grandes intereses en el comercio exterior, sector naviero además de empresas industriales textiles, siderúrgicas, etc. Estos conglomerados disponían a su vez de bancos para ordenar sus inversiones y controlar otras empresas (ver figura 7.1). La apertura japonesa al exterior fue inmediata desde comienzos de la década de 1870 y con resultados notables. En un principio las exportaciones consistían en productos primarios y semiacabados, entre los que destacaba el Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 41 hilo de seda, a cambio de manufacturas y bienes de equipo. Posteriormente Japón comenzó a exportar bienes semiacabados y manufacturas –tejidos bastos de algodón, telas de seda- aunque mantuvo parte de las importaciones de bienes de equipo a la vez que se convirtió en importadora de alimentos y materias primas industriales, principalmente algodón en rama, carbón y hierro. El crecimiento del comercio exterior obligó a buscar mercados y zonas de provisión, lo que derivó en una política imperialista en Asia que culminó con las guerras chino-japonesa de 1894-95 y ruso-japonesa de 1904-5, saldadas ambas con victoria nipona. La primera le concedió la soberanía sobre Taiwán, y la segunda el protectorado sobre Corea, así como una zona de influencia en el norte de China. 7.4 La industrialización y el triunfo del librecambio. La supremacía británica. Durante el siglo XIX crece el peso de Europa en el mundo, de la mano de los procesos de industrialización que se llevan a cabo en el continente. A mediados del siglo XIX Europa contaba con una quinta parte de la población mundial, pero la correspondían un 70% de todos los intercambios. Dentro de este panorama Gran Bretaña era el líder indiscutible, ya que con el 2% de la población mundial su comercio representaba casi el 20% del total. La aceleración de los intercambios fue impulsada por el rápido crecimiento de la demanda de materias primas, alimentos y manufacturas, que originó una creciente interconexión entre las economías de los distintos territorios. Desde la publicación de la Riqueza de las Naciones por Adam Smith, había ido ganando la idea de que la prosperidad económica se apoyaba en la especialización y la eliminación de trabas en los mercados. Adam Smith había criticado las políticas mercantilistas, que Gran Bretaña todavía mantenía en buena medida a través de las leyes de Cereales o las vinculadas a las leyes de Navegación. Otro economista, David Ricardo (1772-1823), profundizó en las tesis librecambistas, criticando la vigencia las leyes de Cereales, que mantenían elevados los precios de los alimentos reduciendo el poder de compra de los trabajadores y los beneficios de los empresarios, y propugnando la libertad comercial apoyada en la especialización. En su obra Principios de Economía Política y Tributación (1817), David Ricardo esbozó la teoría de las ventajas comparativas, donde planteaba que cada país se debía especializar en aquellos bienes sobre los que contaba con una mayor eficiencia en sus factores de producción. Puso como ejemplo a Inglaterra, productor de textiles y Portugal, productor de vino. Portugal se debía especializar en producir vino e Inglaterra en los textiles, obteniendo beneficios ambos países. En la década de 1840, los industriales ingleses veían que los costes de producción estaban siendo presionados al alza por las necesidades de los trabajadores, que tenían que pagar unos alimentos muy caros. La noblezaterrateniente había conseguido mantener unos derechos de importación que cerraban el mercado inglés a las importaciones de cereales, lo que se traducía en precios interiores muy elevados. Esta situación fue resuelta en 1846, en el contexto de una fase de crisis agraria, cuando el Parlamento derogó la ley de Cereales y con ello J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 42 abrió el mercado británico a las importaciones de grano. Poco después también se derogarían el resto de las normas mercantilistas. Con la creciente influencia de Gran Bretaña, las tesis librecambistas se fueron extendiendo por el continente, El principal impulso se produjo en la década de 1860 tras la firma del acuerdo Cobden-Chevalier con Francia, visto anteriormente, al que siguieron otros muchos acuerdos bilaterales apoyándose en los efectos de la cláusula de nación más favorecida. Las potencias europeas presionan en otras zonas del mundo por la apertura de los mercados y, en este sentido, fuerzan a China, Japón y Turquía, para rebajar los aranceles, política que se ha denominado “el imperialismo del libre comercio”. En el caso de China, estos acuerdos (como el de Nanking,1842) resultaron de la derrota surgida del conflicto de las guerras del opio con Gran Bretaña, lo que tuvo como consecuencia la apertura del mercado chino y la rebaja de los aranceles a las mercancías importadas, zonas de influencia y privilegios de extraterritorialidad a los comerciantes europeos. De igual forma, Japón tuvo que abrir su mercado al exterior desde 1854, situación que se tradujo en un acuerdo, establecido en 1858, por el que se imponía un arancel para las importaciones no superior al 5% durante 40 años. La India, al estar controlada como colonia por Gran Bretaña, tuvo que ajustarse también a una política marcada de aranceles bajos, que favoreció las importaciones. Desde mediados del siglo XIX la India consumió habitualmente entre un cuarto y un tercio de las exportaciones británicas. Como principal nación manufacturera, Gran Bretaña se especializó en la venta de textiles de algodón y productos siderúrgicos. Sin embargo, la balanza comercial era deficitaria por el abrumador peso de las importaciones de alimentos y materias primas. Tras la derogación de las leyes de Cereales, las importaciones de trigo se dispararon, y en 1858 suponían casi un 15% de las importaciones totales, segundo capítulo tras el algodón en rama. Los principales socios comerciales británicos eran Estados Unidos, proveedor de algodón en bruto, y la India, que había cambiado notablemente su perfil en el comercio internacional, pasando de exportar manufacturas a vender materias primas, como opio o algodón en rama, e importar manufacturas de algodón, principalmente británicas. Tabla 7.10 Balanza de pagos corriente de Gran Bretaña (1816-1870) Balanza comercial emigrantes, turistas, gobierno transportes marítimos Beneficios, intereses, dividendos Seguros ,intermediación, comisiones saldo neto total 1816-1820 -11 -3 10 8 3 7 1826-1830 -14 -3 8,5 9,5 2 3 1836-1840 -23 -4 11 15 4 3 1846-1850 -25 -6 14 18 4 5 1856-1860 -33,5 -8 26 33,5 8 26 1866-1870 -65 -9 45 57 13 41 Medias anuales en millones de libras. Fuente: M. Beaud (1990:145). Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 43 El saldo comercial británico fue deficitario durante todo el siglo XIX. Sin embargo, la balanza de pagos (que engloba no sólo las mercancías, sino los capítulos del transporte, intermediación y movimientos de capital) era excedentaria, pues el saldo comercial negativo se compensaba con otros capítulos, como los beneficios derivados del transporte marítimo o los beneficios de las inversiones en el exterior (tabla 7.10) El dominio del transporte marítimo quedaba de manifiesto en la capacidad de carga de su marina mercante, que durante la segunda mitad del siglo XIX alcanzaba casi la tercera parte del total mundial (tabla 7.11). Tabla 7.11 Carga útil de la marina mercante británica y el resto del mundo,1820-1913. Millares de Tm Gran Bretaña Resto del mundo Marina a vela Marina a vapor Carga útil total Marina a vela Marina a vapor Carga útil total 1820 2.436 3 2.448 5.800 20 5.880 1850 3.397 168 4.069 11.400 800 14.600 1900 2.096 7208 30.928 6.500 22.400 96.100 1913 843 11273 45.935 4.200 41.700 171.000 Fuente: A. Maddison (2002:95) Sin embargo, las tesis librecambistas fueron discutidas por partidarios de la protección a la industria naciente, que veían en los peligros de la superioridad tecnológica británica una ventaja decisiva para el crecimiento industrial. En Estados Unidos, Alexander Hamilton tuvo un papel muy influyente en el diseño de una política comercial proteccionista que dominó las relaciones exteriores durante prácticamente todo el siglo XIX, convirtiendo a Estados Unidos en uno de los países más proteccionistas del mundo. Sus escritos, especialmente Report on Manufactures (1791), influyeron en otros autores, como el alemán Friedrich List, que en su Sistema Nacional de Economía Política (1841), elaboró la teoría de la defensa de la industria naciente como paso previo al desarrollo, uno de cuyos elementos básicos era la protección contra la competencia extranjera. Los partidarios del proteccionismo de la industria naciente argumentaban que el librecambismo beneficiaba a los países con una industrialización ya madura, pero que habían utilizado herramientas proteccionistas en el proceso previo, algo que intentaban impedir a los nuevos países engancharse al proceso de industrialización. La especialización según unas hipotéticas ventajas comparativas podía significar para muchos países la vía hacia un subdesarrollo permanente. El debate no ha concluido desde entonces y marca las discusiones sobre el modelo a seguir por los países en desarrollo (la tesis de retirar la escalera, Chang 2004). 7. 5 El mundo tras la industrialización A comienzos del siglo XX sólo un puñado de países, la mayor parte en Europa, había logrado elevados índices de industrialización, lo que suponía una transformación estructural de sus economías y una sensible elevación de la renta per cápita. La difusión de la industrialización alteró los equilibrios económicos en el mundo, abriendo la brecha de Europa con Asia, que J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 44 hasta entonces había dominado la producción industrial. En 1860, Europa supera la mitad del producto industrial total (gráfico 7.5); su población más que se duplica entre 1800 y 1900, y pasa de representar algo más de un quinto de la población mundial a superar una cuarta parte, y eso sin tener en cuenta los emigrantes europeos que desembarcaron en otros continentes. Mientras tanto, Asia y África redujeron su peso demográfico y económico. La industrialización consolidó el poder económico europeo y afirmó su influencia en todos los continentes. También afirmó el poder y la ideología de la expansión del mercado como motor del crecimiento por todo el mundo. No resulta extraño que en 1860 las naciones con un alto índice de industrialización, incluyendo a los Estados Unidos, fueran capaces de imponer sus condiciones a China y Japón con la firma de tratados desiguales para abrir el comercio a los países occidentales. Mientras que China se quedó a merced de las condiciones impuestas por los extranjeros, Japón inició una vía de modernización para contrarrestar el poder occidental, logrando altos índices de crecimiento a fines del siglo XIX, hasta convertirse en el primer país industrializado en Asia. Gráfico 7.5. Participación en el producto industrial mundial (1750-1900) Fuente: Marks (2007: 181) Fuera de Europa, sólo Estados Unidos y Japón, por caminos bien diferentes,conocieron esas transformaciones. Hacia el último cuarto del siglo XIX, el desarrollo de la segunda revolución industrial permitirá el rápido crecimiento de Alemania y Francia, y aún con más vigor el de los Estados Unidos. Los países más atrasados de Europa inician el proceso con diferentes velocidades, según el grado de preparación o la aptitud de las instituciones para adoptar los cambios. Mientras que en el norte de Europa se aprovecha el tirón de la demanda para iniciar vías de modernización, en el Este y el Sur los procesos serán más lentos y desiguales. Rusia, a pesar de sus avances, todavía en 1914 es un gran país con un pesado lastre agrario. La superioridad económica que confiere el desarrollo industrial pone el resto del mundo a Historia económica UNED UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 45 merced de los intereses de las naciones más adelantadas, que exigen materias primas y acceso a los mercados para obtenerlas y vender sus productos. Los capitales circulan desde el centro a la periferia para fundar empresas y redes de transporte que permiten una mayor integración. A mediados del siglo XIX se firman acuerdos para facilitar la expansión del comercio internacional, o se imponen a las naciones que se niegan, caso de China o Japón. La industrialización ya afecta a todo el mundo, sea como partícipe, como aspirante, como afectado o como víctima. 5. Resumen En estas páginas se ha tratado de: a) Presentar el concepto y las grandes etapas de la industrialización en el siglo XIX. b) Subrayar los factores comunes en los procesos de industrialización, especialmente en el papel de la agricultura, el Estado y las instituciones y las influencias exteriores. c) Mostrar los hechos y rasgos principales de distintos procesos de industrialización, tanto en Europa como fuera de ella. d) Exponer los principales indicadores cuantitativos del progreso o atraso en la industrialización. e) Buscar elementos comunes en los distintos procesos que permitan establecer unas pautas o modelos diferenciados de industrialización. f) Introducir razonamientos económicos sobre la escasez y abundancia relativa de determinados factores de producción a la hora de explicar algunas de estas pautas. g) Discutir las ventajas e inconvenientes que los países rezagados tenían frente a los pioneros en la industrialización. h) Ofrecer un marco de evoluciones nacionales que permita entender el gran cambio de los mercados mundiales a partir de 1870. i) Explicar la fase librecambista que se extiende desde Gran Bretaña a mediados del siglo XIX. J.U. Bernardos, M. Hernández, M.Santamaría UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA 46 6. Conceptos básicos Zollverein Código Civil Cártel Société Genérale Librecambio dualismo Relación real de intercambio mir Banca de negocios aparcería. trust Zaibatsu. Balanza de pagos Proteccionismo. 7. Referencias BEASLEY, W.G. (1990): Historia contemporánea de Japón, Madrid, Alianza. BEREND, Ivan, T. y RANKI, G. (1988), “Una industrialización sin revolución industrial. La periferia europea en el siglo XIX”. En VV.AA. La Revolución industrial, Barcelona, Crítica. CHANG, Ha-Joon (2004): Retirar la escalera. La estrategia del desarrollo en perspectiva histórica, Madrid, La Catarata-Universidad Complutense. COMÍN, Francisco; HERNÁNDEZ, Mauro; LLOPIS, Enrique (eds.) (2002): Historia económica de España, Barcelona, Crítica. DI VITTORIO, Antonio, coord. (2003): Historia económica de Europa. Siglos XV-XX, Barcelona, Crítica. 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